HOMENAJE AL VENARABLE
FRAY PEDRO DE BARDECI
¡NO HA MUERTO!
Homenaje al Venerable
Fr. PEDRO de BARDECI
NOVENA
Para conseguir la beatificación del
VENERABLE FRAY PEDRO DE LA NATIVIDAD
RECOLETO FRANCISCANO EN SANTIAGO DE CHILE
“para uso privado”
Por el
R.P Jesús José de la Cámara, de Sologuren,
Misionero. Hijo del Inmaculado Corazón de María.
Al celebrarse el cuarto centenario de la
venida de los Rdos. Padres Franciscanos a Chile
Santiago de Chile
1953
DECLARACION
Conforme a los decretos del Papa Urbano VIII,
declaro que los hechos contenidos en esta Novena y Vida del V. Fr. Pedro de
Bardeci no tienen otra autoridad que la que merece toda declaración jurada de
testigos fidedignos; reconociendo que solo tengo por bienaventurados aquellos
que, como tales, reconoce la Santa Madre Iglesia, y que a ella sola corresponde
reconocerlos como tales. En todo someto mi juicio a la obediencia de la
Iglesia.
ADVERTENCIAS AL DEVOTO LECTOR DE ESTA NOVENA
Mientras sea solamente Venerable, Fr. Pedro de
Bardeci, ha de hacerse privadamente esta Novena.
Llamamos a la Sma. Virgen, GRAN REINA, por ser
el titulo preferido por el fervoroso Recoleto, Fr. Pedro de Bardeci.
La consideración de cada día está tomada de la
Vida Critica del Venerable, Fr. Pedro de Bardeci, escrita por el autor de esta
Novena.
La Vida del V. Fr. Pedro de Bardeci por el
ilustre chileno, D. José de Gandarillas, tuvo tres ediciones en Santiago de
Chile: 1848, 1889 y 1900.
FIESTAS DE LA STMA. VIRGEN QUE RECORDAMOS
DIA 1° - La Inmaculada Concepción.
DIA 2° - La Natividad de la Stma. Virgen.
DIA 3° - La Anunciación.
DIA 4° - La Visitación.
DIA 5° - La Natividad del Niño Dios.
DIA 6° - La Purificación.
DIA 7° - El Dulce Nombre de María.
DIA 8° - La Asunción de la Stma. Virgen.
DIA 9° - La Coronación de María Santísima.
CONSIDERACIONES DE LA VIDA DEL VENERABLE
DIA 1° - Bautismo del niño Pedro de Bardeci.
DIA 2° - Vocación del joven Pedro de Bardeci.
DIA 3° - Observancia de la Regla.
DIA 4° - Bilocación de Fr. Pedro de la
Natividad.
DIA 5° - Caridad con el prójimo.
DIA 6° - Amor a Jesús Hostia.
DIA 7° - Muerte de Fr. Pedro de la Natividad.
DIA 8° - Gloria del V. Recoleto Franciscano.
DIA 9° - Causa de Canonización.
RECUERDOS EDIFICANTES DE LA CIUDAD DE ORDUÑA
DIA 1° - Devoción de Orduña a la Inmaculada.
DIA 2° - Siervos de Dios orduñeses.
DIA 3° - El Rvdo. Aostri, mártir del deber.
DIA 4° - El cautivo de Argel
DIA 5° - Peso histórico.
DIA 6° - Misas que se oficiaban en el
Santuario.
DIA 7° - Devoción al Dulce Nombre de María.
DIA 8°- La Parroquia de Santa María.
DIA 9° - LA GRAN REINA DE ORDUÑA
NOVENA
AL VENERABLE FRAY PEDRO DE LA
NATIVIDAD
DIA PRIMERO
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Padre de mi vida y Redentor de mi alma que por el amor sin límites que tenéis a
los mortales, os dignasteis descender del cielo a la tierra y haceros hombre
para salvar al hombre, sacándole al efecto de la esclavitud del pecado,
reintegrándose, con la gracia divina, en el derecho de la bienaventuranza
eterna.
Confieso vuestra bondad inefable y porque sois
el sumo bien, os amo con toda efusión de mi alma, y me pesa de no haberos amado
antes; si me lleno de confusión y de vergüenza al ponerme en vuestra presencia,
después de haberos ofendido tantas veces, pero considerando que moristeis en
una cruz con los brazos abiertos para recibir a todas horas al miserable
pecador, heme aquí, postrado a vuestros pies sacratísimos implorando
humildemente el perdón de todas mis culpas. Por lo tanto os suplico amabilísimo
Jesús mío que olvidéis todas las ofensas que he cometido contra Vos, y me
llenéis de vuestra divina gracia para que durante este santo novenario aprenda
a serviros en santidad y pureza de costumbres, mereciendo después de mi muerte
la gloria eterna. Amén.
Suplica a la “Gran Reina”
Inmaculada Virgen María, prodigiosa vara de la
raíz de Jase, escogida desde la eternidad para llevar la más preciosa flor,
Cristo Jesús, rosa fragante, sin espinas de culpa, lirio resplandeciente de la
mayor hermosura, violeta exuberante de suavecísimo olor divino, nívea azucena
de los valles, elegida entre millares y vendita entre las mujeres, paraíso de
la Sma. Trinidad, obra maestra del poder, sabiduría y amor de Dios. Os
bendecimos y alabamos vuestros hijos y dignaos desde ese trono bendito
concedernos la inocencia que otorgasteis a vuestro Siervo, Fray Pedro de la
Natividad.
Consideración para este día
El sábado, seis de abril de 1641, era llevado
por sus abuelitos un niño Orduñes para ser bautizado: Pasaron por el arco,
llamado de la Antigua, y subieron por el viejo camino real, que dejaba a la
izquierda el santuario de la gran Patrona de Orduña. Por entre brezos y bajo la
sombra fresca de las copudas hayas llegaron a la iglesia de San Clemente de
Erbileta, cuarenta años antes había sido bautizado el Licenciado D. Francisco
de Bardeci, padre del niño. El beneficiado D. Pedro de Angulo derramo el agua
bautismal sobre la cabeza del niñito. Sus padrinos y abuelos quisieron que se
llamase Pedro, en recuerdo de su difunto abuelo paterno. La Sma. Virgen de la
Antigua le protegió toda la vida, y ni el brillo de oro en Méjico, ni el
resplandor de la plata de Potosí, ni otro interés terreno pudieron mancillar su
alma con falta grave en los 59 años de vida que pasó el Venerable en Orduña,
Méjico, Potosí y Santiago de Chile. Cuando a los treinta y cuatro años entro
religioso franciscano en la Recolección de Santiago, su confesor, el P. Fr.
Tomas Moreno, no hallo en el falta grave por conservar su inocencia bautismal.
La azucena de la inocencia solo se conserva lozana
con riego y un valladar, por eso su madre doña Casilda de Aguinaco le enseño el
principio de la sabiduría, el santo temor de Dios, y como este don es celestial
le enseño su madre a invocar a la Reina de las Vírgenes, nuestra Gran Reina.
En los Sumarios de los Procesos se lee: El
niño y joven Pedro fue muy timorato y devoto. Antes que mentir prefirió perder
su oficio de escribano de navio y sus honorarios. Joven inocente hacia
penitencias heroicas y castigaba su cuerpo, hallándose en las minas de Potosí:
En la hora de siesta se retiraba a una laguna, llena de insectos, en una isleta
húmeda, puesto de rodillas y con los brazos en cruz, oraba durante largo rato,
siendo a la vez atormentando por el calor en verano y por el frio en invierno,
y para dormir su cuerpo de malas inclinaciones lo dejaba expuesto a la multitud
de mosquitos que le punzaban su pecho y espalda.
Pidamos a la Gran Reina la pronta
beatificación de su fiel Siervo, y asimismo encomendemos al V. Fr. Pedro de
Bardeci nuestras propias ajena necesidades.
Se rezaran, ahora, tres Aves Marías a la Gran
Reina en agradecimiento por la inocencia y virginidad que otorgo al V. F. Pedro
de Bardeci.
Oración Final
Concédenos ¡Oh, Dios!, el santo temor que
aprendió el niño Pedro en el hogar paterno para que defendiéndonos de los
enemigos de nuestra salvación, consigamos la vida eterna que se promete en el
bautismo a los que renuncian a Satanás, a sus pompas y a sus obras. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Recuerdos
En el año 1663 el Papa, Alejandro VII,
escribía a favor de la Inmaculada Concepción de María Santísima. En el año 1671
Orduña colocaba una media luna de plata, cabe las plantas de su gran Patrona,
así probaba su fe en ese augusto misterio.
En el año 1854 acordaron sus señorías que se
haga la exposición con todo el alumbrado e iluminaria completa de Nra. Sra. De
la antigüedad, en la solemnidad de su Purísima e Inmaculada Concepción, como
propone su Capellán. D. Manuel M. Gutiérrez. Ese año fue declarado dogma de fe
el misterio de la Inmaculada Concepción de María por el Papa. Pio IV.
En el año 1904, quincuagésimo aniversario de
la definición de la Inmaculada Concepción de María, se inauguró el grandioso
monumento del Charlazo, dedicado a la gran Patrona de Orduña, Nra. Sra. de La
Antigua. El 16 de octubre de ese año se bendijo el monumento que habla muy alto
de la fe de un pueblo y de su amor a la celestial Madre. Del esfuerzo que
supone ese gigante monumento nos hablan las cincuenta toneladas de cemento y
las treinta de armazón de hierro, que se emplearon en su construcción. La peña
con cerca de novecientos metros de altura sobre el nivel del mar, le sirve de
peana magnifica, sobre la que se levantan los veinticinco metros del monumento.
El viento, la nieve y la guerra han sacudido
el ramaje del moral gigante sin jamás lograr abatirle. Mil bendiciones y
aplausos a los iniciadores del monumento mariano del Charlazo; siempre
recordara Orduña al capellán, D. Rufino del Campo y al R. P. José María
Palacios, de la Compañía de Jesús.
Esa Virgen, que aparece entre nubes y nieblas,
descansa su mirada el labrador cuando reza el Ángelus u oye el toque del
mediodía que le llama junto al llar de su hogar.
DÍA SEGUNDO
Acto de contrición (véase pág. 7)
Súplica a la “Gran Reina”
Benditísima Virgen María, palma prodigiosa que
apenas nacida fuisteis sublimada hasta llegar al trono del Altísimo: aurora
luminosísima que nacisteis al mundo anunciando a los hombres dichas y
felicidades y al claro Sol de Justicia, Jesús nuestro Salvador, os suplico,
Madre mía, que por vuestra feliz y venturosa Natividad me concedáis un destello
de luz divina para que conociendo el fin del cristiano, que es conocer, amar y
servir a Dios en el estado en que su soberana voluntad quisiere: dejando si es
menester los bienes de la tierra, como lo hizo vuestro fiel Siervo. Pedro de
Bardeci, a quien mandasteis Vos misma ceñir el cordón franciscano, cuando se
hallaba ocupado en las minas del Potosí; dignaos señalarnos la ruta segura para
nuestra salvación y guiadnos, como estrella polar, en el mar proceloso de la
vida.
Consideración para este día
El joven Pedro de Bardeci, siempre devotísimo
de la gran Patrona de Orduña, La Antigua, le pedía que le hiciera conocer su
voluntad. Desde su niñez había tenido deseos ardientes de abrazar el estado
religioso y esto lo pedía fervorosamente a la Reina de los Cielos. Sin haber
cumplido los veinte años, parte a Méjico con otros dos hermanos mayores, al
parecer es cual paloma perdida en su ruta, pero al ver que los negocios del
trigo y del tabaco en que se ocupa son un lazo para su inocente alma deja a
Méjico y ocupa un cargo en un navío del Pacífico; de nuevo encuentra en su
puesto de responsabilidad los lazos de Satanás, y abandonando su cargo de secretario
de navío, pone pie firme en el Perú, y sube más de cuatro mil metros, hasta
llegar al Potosí. Allí donde la plata relucía, como el sol, le iba a decir la
Gran Reina su voluntad. Rezaba un día ante la Sma. Virgen, cuando Ésta le dijo:
Dame de la plata de tu mina una lámpara y unos candeleros y después de esto te
manifestaré la voluntad de mi Smo. Hijo. Salió de la capilla y se dirigió a la
mina y a la entrada de la misma encontró unos pedazos de metal, que bastaron
para hacer la lámpara y los candeleros, como también para pagar su hechura.
Preguntándole algunos dónde había encontrado tan precioso metal, e indicándoles
el lugar, fueron a buscar más, pero no pudieron hallar lo que con afán
buscaban. Terminados los candeleros y la lámpara fuese alegre a ofrecerlos a la
celestial Madre, y entonces con voz clara le dijo la Sma. Virgen: Vete a
Santiago de Chile y toma el hábito en el convento de los Descalzos de Nra.
Señora de la Cabeza. Se dirige al Callao, donde embarcándose, después de un mes
largo de navegación, baja en las playas de la ciudad de Concepción, y sin
perder tiempo toma el camino de Santiago, donde le espera su hermano el capitán
D. Francisco de Bardeci, que moraba en la plazoleta de la actual calle Carmen
con Avenida B. O’higgins. Agradece en la actual iglesia de San Francisco a la
Gran Reina su protección y ora, juntamente con su hermano Francisco, sobre la
tumba de su hermano José, muerto pocos años antes, y que reposaba en una de las
capillas del amplio templo. Pasados algunos días descubre al capitán Francisco
su decidida voluntad de ingresar en la santa Recolección Franciscana, que
extendía sus claustros al otro lado del torrencial Mapocho; reparte entre los
pobres su bien ganada hacienda y con su hermano se presenta ante el escribano D.
Jerónimo de Ugaz el jueves, 29 de agosto de 1675, para hacer la renuncia
definitiva de todos los bienes, en favor de su hermano Francisco. Cuando una
tarde llevaba consigo el corte del paño que debía servir para hacerle el hábito
franciscano, al pasar por delante del Cristo de la capilla Salguero, esquina
del convento actual de la Merced con Huérfanos, se extasió, elevándose sobre el
suelo varias varas. El martes 8 de septiembre de 1676, fiesta de la Natividad
de la Sma. Virgen, entre repetidos temblores provocados por el demonio en solo
el convento de la Recolección, hizo su profesión religiosa solemne. El
queriendo olvidar hasta su noble apellido, elige llamarse Fr. Pedro de la
Natividad, pero la tradición popular siempre le llamó Fray Pedro de Bardeci. La
cándida paloma que arrancó su vuelo desde los aleros del santuario viejo de La
Antigua, vivirá en adelante cabe las plantas de Sta. María de la Cabeza, la
Virgen de la serranía andaluza Patrona de los Olivareros, aparecida, siglo
antes, a unos pastores cerca de Andujar. Por fin el joven Pedro evitaba
aquellos escollos que dice el apóstol Pablo hay en los negocios de la tierra:
Caen tentaciones y lazos del diablo y en muchos inútiles que hunden a los
hombres en el abismo de la perdición, como ocurrió al rico avariento. Nos
enseña el Venerable Fr. Pedro de la Natividad que ni en las sombras galerías de
las minas, ni cabe las humeantes chimeneas, ni junto al mostrador de los
negocios, el cristiano debe buscar otra cosa que hacer la santa voluntad de
Dios, si perder su alma por todo el mundo, como repetía el glorioso S. Ignacio
de Loyola.
Pidamos a la Gran Reina la…. (véase pág.10).
Se rezarán ahora, tres Ave Marías a la Gran
Reina en agradecimiento por la vocación que otorgó al joven Pedro de Bardeci.
Oración final
Señaladnos, ¡oh Señor!, la senda que nos
conduzca a la casa de la eternidad como lo hicisteis con vuestro Siervo, Pedro
de la Natividad: os suplicamos esta gracia por la Madre de vuestro Smo. Hijo,
en cuya Natividad profesó y, por la perfecta conformidad de Jesucristo en la
santa cruz en hacer vuestra santa voluntad. Por el mismo Jesucristo, nuestro
Señor, Amén.
Recuerdos
En el año 1614, el uno de noviembre, moría en
Valladolid la Sierva de Dios, Sor Magdalena de Jesús, fué aquella joven
orduñesa que trató en Valladolid con Santa Teresa de Jesús, y al admitirla al
primer cambio de impresiones la Sta. Fundadora, se extrañó una religiosa, a la
que contestó la Sta. Madre Teresa de Jesús: La admito porque ha de ser una
santa. Fué la primera Priora del convento de Carmelitas Descalzas de Calahorra,
donde vivió por espacio de trece o catorce años, muriendo en Valladolid con
harta fama de santidad.
En el año 1637 moría en Madrid el Siervo de
Dios, Fr. Buenaventura de la Madre de Dios. Partió para Méjico este orduñés
unos sesenta y cinco años antes que el joven Pedro de Bardeci, contaba poco más
de dieciséis años cuando se puso de ayudante de un tío suyo en Puebla de
Méjico; allí el fervoroso orduñés sintió las aldabadas de la vocación y pidió
el hábito de Carmelita Descalzo en Méjico. Fue tal su ejemplaridad que poco
después era nombrado Maestro de Novicios de la Provincia de San Alberto, la
única de América. Ansioso de mayor retiro fué con permiso al convento y
Desierto de Santa Fe, donde por espacio de quince años emuló a los Pablo y
Antonio, llegando a ser Prior del Desierto de Santa Fe. Todo su cuerpo estaba
blindado de cilicios, sin cambiarlos nunca. Fué elegido delegado para el
Capítulo General de Pastrana de 1637, antes de su inauguración falleció en
Madrid el que en Orduña se llamó Buenaventura del Barrio, hijo de D. Rodrigo
del Barrio y de Doña María de Sojo.
En el año 1766 moría en la Misión de Manos en
el Perú, el orduñes y franciscano Fr. Mariano de Herrán. Los indios le mataron
en unión de trece Franciscanos más, por odio a la Religión. El Martirologio
Franciscano le cuenta entre los Siervos de Dios de la Orden, y pone su martirio
el día 8 de octubre. Este Siervo de Dios estuvo algún tiempo en Chile.
La mayor gloria de un pueblo son sus hijos
santos y estos son los que oyen y siguen la voz de Dios y cumplen sus
mandamientos y consejos. Escuchemos, como estos Siervos de Dios la voz del
Señor, y no endurezcamos nuestros corazones, como el Faraón.
DÍA TERCERO
Acto de contrición (véase Pág. 7)
Súplica a la “Gran Reina”
¡Santísima, Virgen María! Dignísima Madre del
Verbo Eterno, arca soberana del Dios vivo; os suplico tierna y amorosa Madre,
por aquella sumisión perfecta que manifestasteis al arcángel San Gabriel,
embajador de la Augusta Trinidad, cuando dijisteis: Hágase en mí, según tu
palabra: que me concedáis el cumplimiento de los deberes de mi estado, como los
cumplió vuestro Siervo, Fr. Pedro de la Natividad los veinticinco años de vida
religiosa.
Consideración para este día
El famoso general, D. Juan de Urdanegui, que
llegó a ser alcalde de Lima, y su consorte doña Constanza de Luján y Recalde
tuvieron una hija llamada Juana, la cual entregó su madre por esposa al
Caballero de la Orden de Santiago, y Gobernador de Chile, D. Tomás Marín de
Poveda. Edificado este señor Gobernador, de la santidad del fraile franciscano,
Fr. Pedro de Bardeci, pensó en él al venir al mundo su primera hija, y al
efecto para salir airoso en la demanda acudió al Rmo. P. Comisario General de
Lima, entonces residente en Santiago, Rmo. P. Fr. Gabriel de Arregui para
pedirle que Fr. Pedro de Bardeci tuviera a bien ser padrino en el bautismo de
su primera hija; ocurría esto los últimos días del año 1696. El fiel cumplidor
de su Regla no admitió ese cargo que envidiaran otros de más caudal y ciencia;
a los ruegos del Rmo. P. Comisario le contestó que eso se lo prohibía la Regla,
y refutando su reparo el Rmo. P. Arregui le dijo: Le dispenso en este caso. Fr.
Pedro de la Natividad expuso: Prometí al profesar cumplir la Regla sin dispensa,
era Franciscano Recoleto. El Rmo. P. Arregui viendo su gran perfección en la
obediencia a la Regla, no le quiso obligar a Fr. Pedro a usar de la dispensa,
ya que cumplía hasta los consejos de San Buenaventura.
Pasa desapercibida a los biógrafos chilenos
todo el mérito de esta obediencia a su Regla en este honroso encargo.
Primeramente es de notar que vivía entonces en Santiago el capitán D. Francisco
de Bardeci, su hermano conocido en toda la ciudad por haber fundado en su
propia casa el primer Monasterio de Monjas Carmelitas Descalzas y por haber
levantado, a su costa, el primer templo al glorioso San Isidro, cuya estatua
todavía veneran los devotos de esa antigua parroquia. De haber invitado el Sr.
Gobernador a Fr. Pedro por ser orduñés, le correspondía tal honor a su hermano.
La simple amistad hubiera sido título para ceder, ya que la niña era nieta del
general orduñés, D. Juan de Urdanegui, conocido de todos por sus regalos al
santuario de Orduña y la fundación del Colegio de la Compañía de Jesús en
Orduña. Dicho general había sido amigo del capitán D. Francisco de Bardeci, ya
que condujo el barco del general, como Maestre de Navío desde Chile al Callao.
Ni por la amistad, ni por el prestigio del Sr. Gobernador quería perder el
mérito de la perfecta obediencia que un día prometió. Con frecuencia repetía el
Venerable Fr. Pedro de la Natividad: Por la obediencia daría mi vida de buena
voluntad.
Nota: Como documento histórico damos al lector
copia de la partida de bautismo de la primera hija del Sr. Gobernador de Chile,
D. Tomás Marín de Poveda.
En primero de enero de mil seiscientos y
noventa y siete, el Muy Rdo. P. Fr. Gabriel de Arregui, Comisario General de la
Familia de la Orden de los Menores de mi Padre San Francisco, con asistencia
del cura semanero y con licencia del señor Provisor, D. P. Pizarro, bautizó,
pues óleo y crisma a María Constanza, Manuela, Josefa, Francisca Javier,
Nicolasa, Juana, Tomasa, de edad de siete días, que nació a veinte y cuatro de
diciembre de noventa y seis, hija legítima de los señores D. Tomás Marín de
Poveda, Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de SU Majestad en el
Supremo de Guerra, Gobernador y Capitán General de este Reino, y Presidente de
Su Real Audiencia, y Doña Juana de Urdanegui y Luján; fueron sus padrinos, D.
José, Bartolomé, Valentín Martín de Poveda y Urdanegui; testigos, el Licenciado
D. Pedro de Hinojosa y el Gobernador, D. Fernando de Mendoza, Mate de Luna, y
para que conste lo firmo.
José de Vilches, rubricado.
(Archivo del Sagrario, Libro XI, de Bautismos,
folios 54, vuelto y 55).
Es muy de notar que el padrino es el hermanito
de la niña, y que sólo tenía un año y diez meses y medio de edad, había nacido
el 14 de febrero de 1695. Esto indica que era otro el señalado y no asistió, en
efecto fué invitado el humilde Fr. Pedro de Bardeci. En esa fecha estaba sede
vacante el obispado de Santiago y el cargo del Rmo. P. Arregui era de suma
importancia en el Virreinato, como que llegó a ser, años después, obispo de
Buenos Aires y del Cuzco.
(de las págs. 17 y 18).
Pidamos a la Gran Reina la... (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por la fidelidad a la Regla que concedió al V. Fr.
Pedro de la Natividad.
Oración final
Otorgad, Soberano Señor, a vuestros redimidos
aquella prontitud a vuestros divinos mandatos que nos enseñó la Sma. Virgen en
el día de la Anunciación, para que cumpliendo vuestra santa voluntad en la
tierra, como lo hacen los bienaventurados en el cielo, logremos, con vuestra
gracia, la eterna salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Recuerdos
El año 1682, el 16 de noviembre, dejaba de
existir en Lima el general Urdanegui Marqués de Villafuerte, cuando nuestro
Venerable contaba cuarenta y un años de edad. Con licencia de su esposa dejó su
cargo y vistió la sotana de la Compañía, como Hermano. Así mostró el cristiano
general que para salvarse era más seguro obedecer que mandar, y prefirió ser el
último en la Compañía a ser primero en el mando de la flota del Mar del Sur. Al
morir dejó a Orduña el Colegio de la Compañía de Jesús, y estableció una
función solemne en el santuario de gran Patrona, recuerdo y repetición del 8 de
mayo, que se celebró hasta el año 1867 en que el Gobierno, en mala hora,
vendió.
Corría el año 1769, época de la construcción
del actual santuario, las paredes habían rebasado las más humildes del antiguo
templo orduñés. Era llegada la hora de reconocer en la fachada el Patronato de
la Ciudad sobre el nuevo palacio de su gran Patrona, y el Ayuntamiento mandó
grabar en el frontis, como lo vemos hoy, su escudo de armas. A ese escudo le
corresponde este lema: Aunque fuera preciso morir contigo, no te negaré. Esa es
la expresión del orduñés chapeado a la antigua, siempre obediente a su Dios y a
su conciencia.
Al lema orduñés le faltaba sólo la firma del
Capellán del santuario, y en efecto el 17 de julio de 1795 pasaba el ejército
francés por Orduña, quedando vacante el cargo de capellán ese día. El catorce
de agosto de 1795 tomaba posesión, interinamente de la capellanía el Rdo. D.
Juan Manuel de Aostri, éste rubricaría con su sangre lealtad y fidelidad a la
Gran Reina de Orduña, y ante el invasor que le pide los tesoros del santuario
tuvo la valentía de cumplir su deber y después de esconder los cálices por la
bóveda del templo y colocar el dinero sobre la tribuna fué apresado por el
invasor, que más tarde le fusiló en Murguia (Alava); todo por ser un perfecto
Capellán de la Virgen de La Antigua; murió el 12 de septiembre de 1812,
aniversario de la gloriosa muerte del Venerable Fr. Pedro de Bardeci. Así en un
mismo día Orduña celebra el recuerdo de dos hijos que cumplieron, hasta la
muerte, su deber. Como nobleza obliga, Orduña, para perpetuo recuerdo y ejemplo
de fidelidad al deber, ha dedicado una lápida en el atrio del santuario al
heroico Capellán de La Antigua.
FALTA LA HOJA 21 (En esa hoja está la primera
parte del día CUARTO –según se puede deducir-)
amanecer para comer, con permiso de su
Superior, para así proseguir en la cuestación después del mediodía, a causa de
estar su convento bastante alejado, y por el mucho calor; sucedió que vinieron
a llamar al convento en aquella misma hora, diciendo: Que estaba muriendo Fr.
Pedro de Bardeci, y saliendo con toda presteza el P. Guardián con algunos
religiosos, el cual Fr. Juan de Caicedo es ya muerto, y habiendo llegado a la
casa del dicho su hermano, D. Francisco de Bardeci, le fué comunicado que había
vuelto en sí y que no había pasado mal alguno, sino que vuelto en sí del rapto
que había tenido, había dicho a su hermano Francisco: Hermano, encomendemos a
Dios a nuestro pariente… que en este momento ha muerto. La cual cosa se hizo
pública y el testigo lo sabe por haberlo oído de labios de los otros religiosos
que fueron con el Padre Guardián, los cuales, ahora, no recuerdo quiénes
fueron, y estas mismas cosas se las contó al declarante doña Cecilia Enríquez,
en cuya casa entró el P. Guardián, a la vuelta, con los otros religiosos; sabe,
por ser público, que habiendo apuntado D. Francisco la hora, día, mes y año en
que anunció su hermano la muerte de aquel pariente y habiendo escrito a su
tierra natal, Vizcaya, donde murió su pariente, tuvo respuesta que era verdad
haber muerto en dicho día y hora y que para mayor consuelo había tenido consigo
para asistirle a su amado Fr. Pedro, del cual después que murió no se supo más.
El presbítero D. Juan de Andía, Irarrázabal
confirma ser público este hecho, que pudo ocurrir por 1690, más o menos.
En las casas que donó D. Francisco para el
Monasterio de Carmelitas Descalzas, se indicaba el lugar donde ocurrió este
portentoso hecho. Como D. Francisco de Bardeci siguió viviendo junto al
Monasterio, e hizo a dicho Monasterio heredero de toda su hacienda, es difícil
saber si la famosa bilocación se realizó antes de la venida de las Madres
Carmelitas, como suponen ciertos escritores; en todo caso dicha bilocación no
se realizó para asistir a los padres del S. de Dios, como han venido
sosteniendo los biógrafos y la tradición.
NOTA: Conseguimos de Orduña una lista de los
fallecidos en Orduña en las años 1689 a 1693, que son los que corresponden a
los años de gobierno del P. Fr. Juan de Caicedo y ninguno de los fallecidos, a
nuestro parecer, tenía parentesco con el S. de Dios. Sólo el año 1688 se nombra
una tal María de Izarra, y en dicho año pudieron convivir en la Recolección el
P. Caicedo y el joven declarante en los Procesos.
Pidamos a la Gran Reina la... (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por el favor singular dispensado al S. de Dios por una
bilocación tan maravillosa.
Oración final
¡Oh, misericordioso Dios! Vos que nos disteis
a vuestro Smo. Hijo para que nos diera ejemplos de santa resignación en la hora
de su Pasión y Muerte, concedednos por la caridad que nos mostró Jesucristo en
la santa cruz, al darnos, como Madre a la Virgen María, que en la hora de la
muerte nos visiten Jesús y María y nos asistan. Por el mismo Cristo nuestro
Señor. Amén.
Recuerdos
Aparición de la Virgen de Orduña, La Antigua:
La tradición constante es que la prodigiosa imagen fué descubierta por un
sencillo pastor de la comarca entre las ramas de un moral frondoso. Dan
testimonio de esa tradición no sólo el tronco mismo sobre el que aparece
actualmente la Gran Reina, sino el moral que crece ante el santuario. Háblase
del moral bendito ya en las cuentas de 1578 y en las de 1664. Fuera aparición,
como agrada al pueblo, fuera hallazgo, como gusta a los sabios, esta imagen fué
para Orduña una verdadera visita de la Sma. Virgen. Ocurrió esta visita hacia
el siglo undécimo, desde entonces no ha cesado Orduña de visitar a su celestial
huésped y Patrona.
Es célebre en la historia del santuario el
portentoso suceso, reconocido con el nombre del Cautivo de Argel: Gemía en las
mazmorras de Argel un cristiano, devoto de la gran Patrona Orduña, sin
esperanza de poder salir de su cautividad, sino por una prolongada muerte. Con
mucha insistencia rogaba una noche que le librara Nra. Sra. de La Antigua de su
cruel tirano; con esa ansia de libertad se durmió el cautivo y al despertar por
la mañana se encontró en un paraje distinto de su cautiverio; temió que fuera
ilusión lo que veía y en esas ansias oyó el rumor de voces campestres y
claramente percibió el toque del esquilón del santuario de Orduña, que se
hallaba en el fondo de la ladera baja hacia el santuario y a su entrada se
postró de rodillas, y entrando en el templo ofreció a la Reina de los Cautivos
sus hierros de cautivo y el rebenque con que le golpeaba el pérfido tirano.
Orduña celebró este gran día con regocijo, dice la tradición, y quedan aún, en
el santuario, como recuerdo, los eslabones de la cadena del cautivo. Este
prodigio admirable ocurrió hacia primeros del siglo XVII, pues el inventario de
1577 no hace constar tal exvoto y si el de 1610. Además, la Cofradía de Nra.
Sra. de La Antigua por 1607 daba licencia para ser cofrade a cualquier persona,
cosa que antes estaba prohibida por las Ordenanzas de la Cofradía. En 1639
Orduña hacía su Voto famoso, y en él se afirmaba: Ha permitido Dios nuestro
Señor que se hayan aclarado milagros patentes de esta portentosa imagen, y
algunos de ellos confirmados y averiguados con rigurosas y bastantes
informaciones importantes y convenientes, a casos y sucesos semejantes por S.
Ilma. el Sr. D. Gonzalo Chacón y Velasco, que al presente gobierna.
Estas visitas que recibió Orduña tan variadas
y prodigiosas las ha sabido corresponder el orduñés, y siempre inventor de
cariños a su gran Patrona. Desde atrás, viene practicando la devoción de las
Nueve Horas, devoción que nunca debe pasar al puro recuerdo, sino que ha de
vivir hoy, como ayer. No supe agradecer a mi bienhechora, al partir para Chile,
de otra ma¬nera, sino celebrando una misa en su altar y luego cada hora rezando
un Rosario a la Virgen, que vieron nuestros ojos de niño que también
contemplaron aquellos Siervos de Dios que vistieron el escapulario del Carmen o
ciñeron el cordón franciscano. La buena familia orduñesa practica el rezo de
los nuevos rosarios, uno por cada hora, ante el trono de su Gran Reina.
DÍA QUINTO
Acto de contrición (véase pág. 7)
Súplica a la “Gran Reina”
¡Santísima Virgen María! Escogida entre
millares y la más agraciada a los ojos del Altísimo, tierra bendita que produjo
el fruto más admirable y divino, brillante nube llena del rocío más puro y
saludable, templo del verdadero Salomón, Madre sin dejar de ser virgen,
dándonos a medida noche la eterna luz en el portal de Belén; encended en
nuestros corazones una llama de ese divino fuego que se escondió en la gruta de
Belén, dándonos una ardiente caridad hacia Dios y hacia los hombres.
Consideración para este día
Para el Venerable el amor al prójimo no era
sino el fuego del amor divino con una llama que resbalaba hacia su imagen el
hombre: le amaba al prójimo con ese ardimiento que da al justo la Fé. La
orfandad, el dolor, la pobreza del necesitado enternecían su corazón. Los
enfermos reclamaban su presencia junto al lecho del dolor; las viudas su
consuelo; las madres le presentaban sus hijos para pedirle el necesario
sustento. Veamos cómo remedió a una en su mayor necesidad.
Cierto día se presentó en la portería de la
Recolección una madre sumamente afligida, que traía dos criaturas consigo; en
pocas palabras expuso al caritativo portero su necesidad; la acongojada mujer
era esposa de un tal Astudillo, que se hallaba entonces entre los indios
Promaucaes; sus buenos sentimientos le habían hecho adoptar otro hijo y ahora
afligida lamentaba la falta del néctar materno para sus dos criaturas. Fr.
Pedro de Bardeci le preguntó ante todo si estaban ya bautizados y respondiendo
la mujer que sí, la consoló recordándola cómo el Señor que alimenta los menores
animales no dejaría abandonados aquellos angelitos; le instó a que rezase en el
templo de la Recolección unas salves a la Gran Reina, pero la mujer le
respondió, es mejor que lo haga usted, que yo no merezco ser escuchada;
entonces Fr. Pedro rogado por afligida madre entró en el templo y rezó las
fervorosas Salves que fueron el mayor consuelo para la triste y necesitada
mujer, que fué feliz a su morada al poder alimentar por si misma a aquellos dos
niños. El mismo caso lo ratifican muy ilustres testigos.
Otros testigos hablan de una madre que padeció
igual necesidad, pero teniendo un solo hijo, que era la paz de los esposos
antes mal avenidos, siempre estaba pronto para hacer bien al alma y al cuerpo.
Una vez habló a dos esposos, que estaban disgustados entre sí, concediéndole el
Señor la gracia de la bilocación para hacer esta caridad; otra vez avisó a un
esposo que retirase el puñal, que escondía en su cama para perversos fines;
varias veces descubrió a los interesados los malos deseos con que caminaban,
haciéndoles desistir del crimen o del pecado; si un reo va a morir impenitente él
logra con dos palabras su sincera y pública conversión. Pasó por el mundo, por
las calles de Santiago de Chile, especialmente, haciendo el bien a semejanza
del Divino Maestro al morar en este mundo.
Pidamos a la Gran Reina la…. (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por la gran caridad que otorgó al V. Fr. Pedro de la
Natividad.
Oración final
¡Oh, misericordioso Dios!, que compadecido de
los hombres esclavos de Satanás, enviasteis a vuestro Smo. Hijo para
libertarles del pecado y hacerles herederos de la Gloria; otorgad a vuestros
siervos, imágenes vuestras, aquel amor que recomendó Jesucristo al declararnos
su mandamiento del amor al prójimo para que vivamos en paz con los hermanos y
reinemos así con Jesucristo. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Recuerdos
Ha sido muy antigua la costumbre de pasar en
el santuario de Orduña a los niños y a los enfermos, a fin de que la Sma.
Virgen les protegiera. Se habla ya en las cuentas de 1554 de ese peso histórico
y no solamente los niños, sino hasta las personas mayores hacían tal acto de
devoción. En esa época se entregaba a la gran Patrona en cera el peso
correspondiente al enfermo que hacía la promesa. Es, pues, costumbre que nos
quedó en el rescoldo del incendio general de Orduña, el año 1535. En el año
1572 todavía se entregaba en cera el peso.
En el año 1782 año de la inauguración del
actual santuario, no sólo fue el de más misas en el santuario de Nra. Sra. de
La Antigua, sino el año que se pesaron más niños. Ciento dieciocho niños
entregaron su peso en trigo observamos cómo con los años cambió el modo de
pagar el peso, pero no disminuyó el amor a la Gran Reina. La cera ese año valía
ocho reales la libra, mientras la fanega de trigo sólo costaba veintiocho
reales.
No consta si algunos de los varios Siervos de
Dios que ha tenido Orduña fué pesado en el santuario pero podemos suponerlo de
padres tan cristianos. Ponemos la oración de la estampa recuerdo, que se
entrega actualmente a los que hacen tal acto de devoción y que en buena hora
han propagado más estos años.
¡Virgen amorosísima de La Antigua! Protege a
este nuevo hijo tuyo que hoy te ofrece su madre en la tierra para que le guíes
por ella hasta el cielo. Llévalo de tu mano y guárdale bajo tu manto protector
durante todos los días de su viaje por este valle de lágrimas, a fin de que en
el último día de su vida le muestres el Fruto bendito de tu vientre. Amén.
DÍA SEXTO
Acto de contrición (veáse pág. 7)
Súplica a la “Gran Reina”
¡Princesa de Sión! Que por amor a Dios y a los
hombres elegisteis el día de vuestra Purificación para ofrecer al Eterno Padre
la víctima del sacrificio redentor. Esa espada que os anunció el santo anciano
Simeón es la espada que os clavó el amor a Dios y a los hombres. Concédenos
este día que a imitación vuestra y de vuestro fiel Siervo, el V. Fr. Pedro de
la Natividad, sepamos amar a Dios por ser quien es y al prójimo por amor de
Dios.
Consideración para este día
Siendo sacristán de la santa Recolección el V.
Fr. Pedro de la Natividad ponía todo su esmero en el adorno del altar, donde
estaba reservado el Santísimo Sacramento, cuidando de la lámpara, de los
ornamentos y de todas aquellas cosas relacionadas con el culto de este
misterio. Empleaba muchas horas del día y de la noche postrado delante del
mismo altar, sin fue cosa alguna pudiera distraerle en su piadosa
contemplación. Era exactísimo en recibir la santa comunión en los días en que
lo ordenaba la Regla, y no contento aún su fervor se acercaba a recibir la
santa comunión en las festividades de Nra. Señora y de algunos santos. En este
acto era tal su ternura que la comunicaba a los presentes, permaneciendo muchas
veces después de haber comulgado extático. Corrían entonces por su rostro
lágrimas vertidas en fuerza del amor a Dios. Alguna vez continuó en la celda su
contemplación, quedando inmóvil y fuera de sí.
No sólo cuando recibía la santa Eucaristía
manifestaba el Siervo de Dios su devoción hacia el Smo. Sacramento. Bastaba
sólo nombrar el Smo. Sacramento delante de él para que al instante se
detuviese, si sucedía que iba para algún sitio, e hiciese una profunda
reverencia.
Este amor a Dios lo manifestaba en el respeto
que le guardaba. Una vez que el sol estaba en su cenit, en verano, díjole un
caballero, movido de compasión, al verle andar por Santiago con la cabeza
descubierta. ¿Por qué no se cubre, Fr. Pedro? Porque delante del Rey no se
cubren los vasallos.
Así no podía menos de ser perfecto el humilde frailecito
de la Recolección de la Chimba, pues la Sagrada Escritura nos dice: Anda en la
presencia de Dios y sé perfecto. Por eso al mendigar su limosna por las calles
de Santiago entraba en cuantos templos hallaba abiertos a visitar a su Rey,
escondido en el sagrario. La raíz de la Fé que se plantó un día en la ermita de
San Clemente de Erbileta daba sus sazonados frutos en el claustro franciscano.
Pidamos a la Gran Reina la… (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por la viva Fé que otorgó al V. Fr. Pedro de la
Natividad, respecto de la Sagrada Eucaristía y por el amor seráfico con que le
enjoyó.
Oración final
Oh, Dios! Que nos dejasteis bajo el Sacramento
de nuestros altares un recuerdo admirable de vuestra pasión, de tal modo
veneremos estos misterios de vuestro Cuerpo y Sangre, que se aumenten en
nosotros los frutos de vuestra redención. Por el mismo Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Recuerdo
En el regazo materno aprendió Pedrito el amor
a Jesús Hostia, cuando subía con su madre a celebrar aquellas primeras fiestas
del Voto de Orduña. Entre las ordenanzas de la fiesta del Voto estaba la misa
solemne en la cual se exponía solemnemente el Smo. Sacramento, desde el canto
de Gloria inclusive. Era un enjambre de luces el altar, donde la liturgia
exigía nada menos que cuarenta y cuatro velas de cera blanca. Vivió el niño
Pedro la devoción a Jesús Sacramentado en sus primeros años. Le venía, como por
herencia, su devoción eucarística, ya que consta por viejos documentos que sus
abuelos paternos y maternos y su mismo padre pertenecieron a la Cofradía del
Smo. Sacramento, mereciendo el Licenciado D. Francisco de Bardeci ser el
Mayordomo de la Cofradía del Smo. Sacramento del año 1630 al 1631, cuando
todavía no había cumplido treinta abriles.
En la niñez del Venerable Fr. Pedro de Bardeci
recibió Orduña un documento que prueba la gran devoción que tenían sus
moradores a la santa misa. El Papa Inocencio X, con fecha de uno de septiembre
de 1653 otorgaba al santuario de Orduña altar privilegiado con tal que se
celebrasen en dicho santuario siete misas diarias. En aquel tiempo Orduña tenía
catorce beneficiados, se tenía tal número desde 1588; además, había un convento
de Padres Franciscanos: se celebraban en Orduña más de veinte misas diarias.
En el año 1782 se inauguró el nuevo y actual
santuario a la gran Patrona de Orduña. Si nunca se hicieron sordos nuestros
antepasados al esquilón del santuario, ese año todos, a porfía, encargaron
misas en el viejo y en el nuevo palacio de la gran Señora. ¿Qué familia no le
dió la despedida en su viejo solar y cuál fué la que no rezó su rosario, como
saludo en su nuevo palacio a la gran Patrona? Un solo dato nos indica el fervor
orduñés y de sus pueblos vecinos las misas celebradas. Fueron dos mil
ochocientas cuarenta y siete en todo el año y a pesar de haber faltado del
santuario la gran Señora unos veintiún días, por esperar el estreno del nuevo
santuario en la parroquial de Santa María: nos da un promedio de ocho misas
diarias en el santuario. Este es el mejor panegírico de nuestros abuelos, que
no desmerecían de aquellos que llevaron a bautizar al niño Pedro a San Clemente
de Erbileta.
El santo rosario y la santa misa han sido el
tierno pan que ha robustecido siempre la fe de los orduñeses.
DÍA SÉPTIMO
Acto de Contrición (véase pág. 7)
Súplica a la “Gran Reina”
¡Oh, María! Estrella de Jacob, cuya claridad
brilla en los cielos y penetra los abismos e ilumina toda la tierra; canal
abundoso de aguas que fertilizan la Iglesia; llena de gracia y de virtudes,
cuyas excelencias se recopilan en el Dulcísimo Nombre de María, inspirado a
vuestros Padres; nombre que es terror de los demonios en la tentación y
consuelo de los moribundos en el trance decisivo de la muerte. Concédeme que a
imitación de vuestro amado Siervo Fr. Pedro de la Natividad muera con vuestro
dulcísimo nombre en los labios y con vuestro santo amor en el corazón.
Consideración para este día
El Venerable Fr. Pedro de la Natividad que
veinticinco años antes había vestido el pobre hábito franciscano en el convento
de la Recolección, ahora al morir residía en el Convento Grande de San
Francisco de la Cañada (hoy de Alameda B. O'Higgins). Tuvo conocimiento
anticipado de su muerte y se preparó como un santo para ese trance decisivo. Un
testigo de su santa muerte refiere que se edificó en gran manera de aquellos
actos de conformidad y confianza del S. de Dios; de la gran tolerancia que unía
en los dolores y padecimientos del cuerpo y asimismo del perdón que pedía a la
Comunidad por los malos ejemplos que le hubiera dado; se ejercitaba en actos de
Fé, Esperanza y Amor de Dios, excitando las lágrimas de los asistentes. Otro
testigo nos da los detalles de sus coloquios marianos: Dirigía dulces y suaves
jaculatorias a la Sma. Virgen con la invocación de su santo Nombre; exhortando
a los presentes a invocar a María Santísima en los peligros, angustias,
tentaciones y en todas las aflicciones del cuerpo, como del alma y con estas
expresiones con la estampa de la Virgen Santísima que tenía en sus manos expiró
el día 12 de septiembre de 1700, domingo y fiesta del Dulcísimo Nombre de
María, a las cuatro de la mañana. Antes de morir pidió a su confesor, a quien
anunció que llegaría a ser Provincial, que cuando llegase a ese cargo
trasladase su cuerpo al pie del altar de Nra. Sra. de la Cabeza, Patrona de la
Recolección Franciscana.
Cuán bien practicó el Venerable Recoleto aquel
consejo de San Bernardo: En los peligros, en las tentaciones, en las angustias,
en las cosas dudosas piensa en María, invoca a María. No se aparte de tus
labios, ni de tu corazón.
El Venerable Fr. Pedro de la Natividad
exhortaba durante su vida tanto al amor e invocación de María Santísima que
podía hacer suyas, aquellas palabras de San Antonio: El nombre de María llena
de gozo y de consuelo a cuantos lo pronuncian con devoción y respeto. Es más
dulce que la miel; es más grato al oído que la más armoniosa melodía: más
delicioso al corazón que el júbilo más exquisito.
Pidamos a la Gran Reina la... (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por la dulcísima muerte que concedió al V. Fr. Pedro
de la Natividad.
Oración final
¡Amantísimo Dios! Por las palabras de afecto y
de Hijo, filial cariño que Jesucristo, vuestro Santísimo Hijo, dirigió en la
cruz a su Santísima Madre; concede a que ahora humildemente, aunque indignos,
nos reconocemos por hijos de tan Santísima Madre la gracia de invocar en la
hora de nuestra muerte los nombres santísimo de Jesús y María. Por el mismo
Cristo nuestro Señor. Amén.
Recuerdos
En el año 1671 se concedió ya la fiesta del
Dulce Nombre de María por el Papa Clemente X. El año 1683 el Sumo Pontífice
Inocencio XI la promulgó para toda la Iglesia Universal.
El niño Pedro comenzó su vida cristiana el
sábado, 06 de abril de 1641. El día de la Natividad realizó su profesión
solemne, 1676, en la Recolección de la Chimba de Santiago de Chile. El día del
Dulcísimo Nombre de María, 12 de septiembre de 1700, comenzaba su vida
celestial, volando desde su celda al cielo, como lo presenció un sencillo
donado que moraba en el mismo convento.
Siempre en Orduña ambos Cabildos y los
Mayordomos de la Cofradía de La Antigua con el digno Capellán del santuario
buscaron medios de mantener y propagar cada día más la devoción a su gran
Patrona; veamos cómo el Ilustre Ayuntamiento procura la devoción al Smo. Nombre
de María: En las actas del Ayuntamiento, fecha 13 de noviembre de 1814, leemos:
Condescendiendo con los fervorosos deseos manifestados por muchos devotos de
nuestra gran Patrona, celosos de su mayor culto y veneración y penetrados Sus
Señorías no menos de que el Dulce Nombre de María es mayor recurso de los
fieles en sus necesidades, deseando se le dé toda la honra y veneración que se
merece para que acostumbrados los fieles a respetar tan augusto nombre, les
alcance la gracia de que en la hora de la muerte le puedan invocar con la mayor
confianza, acuerdan que el domingo en que nuestra Madre la Iglesia celebra la
festividad del Dulce Nombre de María, se descubra a Nra. Señora y gran Patrona,
según y por el tiempo que en otras festividades se acostumbra hacer,
encendiéndose la misma luminaria. Vigía la de 1799 y era desde las siete de la
mañana a las seis de la tarde. Eran doce los hachones que ardían todo el día.
Bien pudo cantar un poeta la religiosidad de
Orduña: Y si el pueblo primitivo la consagra un amor tierno, no es en el pueblo
moderno ese amor hoy menos vivo, pues la llama en su aflicción y la invoca in
-sus pesares y la venera en sus lares y adora en su corazón.
DÍA OCTAVO
Acto de contrición (véase pág. 7).
Súplica a la “Gran Reina”
¡Gloriosísima Virgen María! Mística escala de
Jacob, por donde suben al cielo vuestros devotos; águila generosa que
remontando sobre las celestiales esferas llegásteis a beber del Sol Divino en
vuestra gloriosa Asunción, acompañada de millares de ángeles que con sus
cántigas y armonías arrobadoras exclamaban, diciendo: ¿Quién es ésta que sube
del desierto, como varilla de humo compuesta de todos los perfumes aromáticos?
Por vuestra subida a los cielos os suplico Soberana Reina y Señora me alcancéis
una verdadera penitencia para que por este camino suba derecho a la Gloria.
Consideración para este día
Estas son las palabras que dice un testigo en
los Procesos de Canonización: En el mismo día que expiró el Siervo de Dios
entrando yo en el Noviciado, dice el P. Freites, entonces corista en el
Convento Grande, donde estaba el Donado José de la Cabeza, que siempre había
acompañado en sus cuestaciones al S. de Dios, hombre sencillo y escaso de
palabras, en quien nunca tuvo lugar la malicia, por la grande inocencia de su
alma, le dijeron los coristas: José, ha muerto tu compañero, y él respondió: Ya
lo sé, él estuvo aquí conmigo todo vestido de blanco, muy resplandeciente y me
dijo: Adiós, hijito mío, que me voy a la Gloria y de aquí a un año volveré por
ti para llevarte a gozar de la presencia de Dios. Esto lo oí yo mismo y los
otros coristas, quedando todos maravillados. Apuntaron el anuncio del Hermano
José, para ver si se verificaba, como decía y vieron que al año siguiente, en
el mes de septiembre lo llamó el Señor con muy grandes muestras de haber ido a
gozar de la Divina Majestad, así por su inocencia y buena vida, como por los
signos exteriores que después de la muerte se manifestaron en su cuerpo. Otro testigo
dice: Tengo por cierto que por la misericordia de Dios, inmediatamente que
murió, el alma del S. de Dios fué llevada a gozar de aquella gloria de que
gozan los bienaventurados. Otros testigos confirman ese parecer al decir que
creen piadosamente que el alma del S. de Dios fué llevada a gozar de la gloria
de los bienaventurados, entre otros testigos está el Segundo Marqués de la
Pica, D. Antonio de Andia Irarrázaval, gran admirador del S. de Dios.
Pidamos a la Gran Reina la... (véase pág. 10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por la excelsa gloria que otorgó a su Siervo el mismo
día de su preciosa muerte.
Oración final
¡Augusto Señor y Padre de los hombres! Por los
méritos acumulados por la Madre de vuestro Smo. Hijo, Jesucristo, y por la
singular gracia que concedisteis a una pura criatura de ser colocada en cuerpo
y alma sobre los Coros de los Angeles, os suplico por mediación de tan
privilegiada Medianera y por los méritos de su Smo. Hijo me concedáis un día un
puesto entre los Coros de los Angeles. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Recuerdos
Se cree que la parte más antigua de la actual
parroquia de Santa María de Orduña es de los tiempos de Alfonso X, hacia 1256,
siglo en que se fundó la Nueva Orduña, la arrasada el año 1535. La construcción
actual es de fines del siglo XV. En su longitud tiene 164 pies, en su latitud
124 pies, sus tres naves grandiosas se adornan con once altares y además tiene
cuatro capillas. En el pórtico se celebraban las más importantes reuniones de
la Cofradía de La Antigua. Esta iglesia parroquial es el único monumento,
intramuros, que nos queda de la Orduña anterior al año 1535. La Orduña actual
es una replantación de la antigua, construida a la manera de las ciudades de
Chile. Por las actuales calles de Orduña han pasado tantos Siervos de Dios,
generales y sabios que han inmortalizado su nobleza, lealtad y cristiandad. En
1629 se quemó el retablo de Santa María y en 1740 el archivo parroquial; por
existir entonces dos parroquias se salvó la partida bautismal del V. Fr. Pedro
de Bardeci.
La iglesia de Santa María se considera el gran
palacio de la Reina de Orduña; cuando quiere conseguir alguna gracia la ciudad
o reconocerla por su Reina sobre el pavés de los hombros de sus hijos la
traslada a la gran parroquia. Tal vez fué por 1777 cuando por primera vez bajó
a la iglesia de Santa María. El Ayuntamiento ordenó este año que, a causa de
una pertinaz sequía, fuese trasladada la gran Patrona desde su santuario a la
iglesia parroquial el 14 de septiembre. Antes de cinco años volvieron a bajarla
el día 21 de abril de 1782 y estuvo aposentada en su palacio, intramuros, hasta
el once de mayo. Ese año fue el primer "ocho mayo", como gusta decir
el orduñés, que la gran Patrona pasó dentro de su ciudad con sus vasallos, que
así querían honrarla antes de colocarla en su nuevo santuario.
El Venerable Fr. Pedro de la Natividad tomando
un día en casa de un amigo un niño de dos años le levantó en alto y dijo: ¡Al
cielo, al cielo! A los pocos días, murió el niño antes tan sano, le anunció su
muerte. Cristiano, si al cielo quieres ir a recibir tu palma a Dios en cuerpo y
alma has de amar y servir. El cielo es el palacio que te regala la Gran Reina
si la amas con fervor, como el V. Fr. Pedro de Bardeci.
DÍA NOVENO
Acto de contrición (veáse pág. 5)
Súplica a la “Gran Reina”
¡Oh, Virgen María! Castillo inexpugnable y
torre de David, preelegida silla de la Altísima Sabiduría, en cuya cabeza a
Beatísima Trinidad colocó la corona de los imperios eternos, constituyéndoos
por Reina universal de cielos y tierra; os doy el parabién ¡oh, Reina
magnánima! y no os olvidéis de este pobre vasallo ya que sois el arcaduz por
donde Dios se comunica a las criaturas y el depósito de todas las riquezas del
cielo, pedid para mi todos los bienes que necesito, ora espirituales, ora
corporales para conservarme en la gracia del Señor y merecer de este modo ser
coronado algún día en las mansiones de la Gloria. Amén.
Consideración para este día
El V. Fr. Pedro de la Natividad llamaba a la
Sma. Virgen la "GRAN REINA"; en esto se mostró muy orduñés, pues
siempre que en los documentos se habla de la Patrona de Orduña, se la llama Gran
Patrona y Gran Señora, y no faltan escritos antiguos donde se llama S. Majestad
a la Sma. Virgen de Orduña, La Antigua, y vasallos y hasta esclavos a sus
devotos.
Esta Gran Reina sabe honrar a sus fieles y
amantísimos vasallos y cumple con aquello que cantó un día: Que Dios ensalza a
los humildes y el Venerable Fr. Pedro de la Natividad va camino de la mayor
gloria que se tributa en la tierra a los mortales, la veneración en los
altares.
Hoy haremos una breve exposición de los
Procesos de Canonización del V. Fr. Pedro de Bardeci: En el año 1724 se inició
el Proceso en Santiago de Chile. Los Reyes, como Felipe V y Fernando VI
pidieron al Papa la beatificación del Venerable Bardeci. El Rmo. Sr. Obispo de
Santiago rogó al Pontífice por la glorificación del humilde Recoleto Fr. Pedro
de Bardeci en el año 1745. Los Generales de casi todas las Ordenes Religiosas,
existentes en Chile y varios Provinciales, residentes en Santiago,
intercedieron por tan noble causa con sendas exposiciones. Llegaron a
diecinueve las cartas que con tal motivo se escribieron al Sumo Pontífice por
autoridades de la Alta jerarquía Civil y Eclesiástica de España y de Chile, La
última en el siglo pasado fue la del Excmo. señor Arzobispo de Santiago con
fecha 7 de julio de 1892.
El Proceso de Canonización ha sufrido varias y
largas interrupciones, unas debidas a la malicia de los tiempos y otras
motivadas por la ausencia de los que intervenían en el Tribunal de Santiago. La
Causa está parada desde 1912. Por esos años se aprobaron todos los Procesos
tanto el Ordinario, como el Apostólico. Las últimas palabras sobre el asunto de
los Procesos decían: Se desean milagros para que la Causa siga más aprisa.
El 3 de marzo de 1912 fué nombrado Ponente de
la Causa de nuestro Venerable Fr. Pedro de Bardeci el Eminentísimo Cardenal Fr.
José C. Vives y T. El Beato Pío X fué quien aprobó los Procesos biseculares del
Venerable Fr. Pedro de Bardeci.
El gran patriota D. Mariano Egaña, el mismo
año de su muerte, escribía al Sr. D. José Gandarillas, primer biógrafo del
Venerable Bardeci: La canonización del gran Siervo de Dios es un asunto
nacional; el Gobierno y los ciudadanos todos deben empeñarse en que se termine
pronto y felizmente. Así pensaba antes de morir el gran diplomático de Chile.
El Señor nos lo conceda.
El sepulcro del V. Fr. Pedro de Bardeci, que
está en el presbiterio de la iglesia de San Francisco, ha sido revisado por
mandato de Roma varias veces; la última vez fué el año 1862. Ahí siguen sus
apreciados restos.
Pidamos a la Gran Reina la. .. (véase pág.
10).
Se rezarán, ahora, tres Ave Marías a la Sma.
Virgen en agradecimiento por las virtudes y dones sobrenaturales que concedió
al V. Fr. Pedro de Bardeci.
Oración final
Augusta Trinidad, que coronasteis a María
Santísima por Reina de los Angeles y de los Santos; haced que el Reino de
Jesucristo se extienda por todo el mundo y triunfe, así como el de María
Santísima; os lo pedimos por los méritos infinitos de Jesucristo, que vive y
reina con Vos, Padre, por los siglos de los siglos. Amén.
Recuerdos
En 1882 se, celebraba en Orduña el centenario
del actual santuario. ¿Qué hicieron los orduñeses por su Gran Reina? El día 14
de mayo de 1882 toda la ciudad se congregó junto al moral bendito para
presenciar la Coronación de la Gran Patrona; el señor Obispo de la Diócesis,
Sr. a Mariano Miguel, coronaba, de propia autoridad y a, petición de los
orduñeses, antiquísima imagen de la Virgen de Orduña la Vieja, como se llamó en
siglos pasados.
En 1945, el 02 de septiembre, se repite tan
emocionante coronación por el Sr. Obispo de la Diócesis, Excmo. Sr. D. Carmelo
Ballester, pero esta vez lo hace en nombre del Sumo Pontífice Pio XII. Tan
solemne ceremonia fue precedida de un Novenario entusiasta en el que la gran
Patrona recorría los templos de la ciudad de Vizcaya, como peregrina, y sus
devotos vasallos la acompañaban cantando el rosario de la aurora. Nueve
predicadores, hijos de la ciudad del Nervión, cantaron sus glorias y favores y
la llamaron Majestad; aquella tarde de la Coronación la plaza de Orduña era un
volcán de amor a la Gran Reina, todos los devotos tenían su parte en los
víctores y en la preciosa corona que ostentaba la Imagen. Por dos horas la
acompañaron en su paseo triunfal al santuario. El Venerable Fr. Pedro de
Bardeci desde el cielo haría corte invisible a la "Gran Reina”. La
Santísima Virgen que a los dos años del Voto de Orduña nos regaló el niño
Pedro: ahora a los dos años de la coronación pontificia nos presenta, como
regalo regio, a su Siervo Fr. Pedro de Bardeci, haciendo que su memoria ocupe
las lenguas de sus paisanos y de los chilenos. No figuró en el drama compuesto
para la fiesta de la Coronación el V. Fr. Pedro de Bardeci entre los
personajes, pero sólo su título de “Gran Reina” con que invocaba a la Sma.
Virgen le hacían digno de haber figurado en el mismo.
Terminemos entonando la canción del orduñés de
antaño y hogaño: Allá por siglos pasados se cantaba en el santuario: Sois su
Reina, sois su Madre, Patrona y propiciación; sois su ciudad, su refugio, a
quien siempre se acogió. Ahora canta: Tú serás Soberana de Orduña; tú serás
Reina y Madre de amor y a tu dulce regazo vendremos, nuestra Reina es la Madre
de Dios.
Gozos al V Fr. Pedro de Bardeci
Ya que fuiste tan amado
de la Madre del Señor,
¡Oh, Fray Pedro de Bardeci!,
atiende nuestro clamor.
Como Madre cariñosa
desde niño guió tus pasos
por las sendas del Señor,
apartando cuidadosa
del Maligno vil los lazos
tremebundo de furor.
¡Oh, Fray Pedro!...
Obediente de la Virgen
al precepto soberano,
te encaminaste pronto y fiel
a la Capital de Chile
do en el sayal Franciscano
gozó de paz tu bajel.
¡Oh, Fray Pedro!...
Placeres, oro, grandezas,
Patria, familia y amores,
todo dejas por Jesús;
ambicionas las riquezas.
de las virtudes las flores
que brinda Dios en la Cruz.
¡Oh, Fray Pedro!...
Entre muros silenciosos
vivir quisiste ignorado.
a solas con el Señor;
mas los hechos portentosos
de tu pecho enamorado
tu nombre ensalza al rumor.
¡Oh, Fray Pedro!...
Son los pobres desvalidos,
son los enfermos dolientes,
la viuda y el niño son,
los de tu amor los querido,
que te brindan sus presentes
con humilde corazón.
¡Oh, Fray Pedro!..,
Amando a Dios y a los hombres
pasaron tus días llenos
consumidos de fervor.
El bronce esculpe tu nombre,
llenóse el mundo de trenos
cuando moriste de amor.
¡Oh, Fray Pedro!...
Fr. D. E. A. - O. F. M.
Fin.
Sorprendentes curaciones obtenidas por el
contacto del cuerpo del Siervo de Dios y de la tierra de su sepulcro.
Una niña de tres años, que tenía adoptada
Francisco Calderón, Maestro Barbero en la ciudad de Santiago, consiguió un
extraordinario favor del S. de Dios cuando todavía estaba expuesto su cuerpo en
el templo de San Francisco. Dicha niña era ciega de ambos ojos al morir Fr.
Pedro de Bardeci; siendo aclamado por todos por santo y publicándose muchos
favores obrados al contacto de su cuerpo, expuesto durante tres días; impulsado
por esto y por el cariño que tenía a la niña procuró que fuera Rayada al templo
para hacerla tocar el cuerpo del S. de Dios; costó mucho lograrlo por la
multitud que se apiñaba en derredor del S. de Dios, ayudado del P. Abaitua,
religioso de dicho convento, pudo entrar en el lugar donde estaba expuesto el
cuerpo del S. de Dios; con gran fé y devoción tomó la mano del S. de Dios y
pasándola varias veces por los ojos de la cieguecita, instantáneamente, le fué
dada la vista, diciendo la rapazuela en voz alta: Taita, ya veo. Habiendo ido
el ilustre capitán D. Lorenzo Enríquez a casa de Francisco Calderón, le
encontró sumamente alegre y contó este suceso y pudo ver a la niña con su vista
perfecta, la cual hoy vive, 1738.
Josefa Sarmiento, que cuidaba de esta niña y
era esposa de Francisco Calderón, añade una noticia muy digna de historiarse:
Pasando muchas veces por delante de mi casa el S. de Dios, por ser aquella
calle la que conducía a la santa Recolección, le mostraba la niña ciega y el S.
de Dios decía: Cuídela, que no siempre será ciega. A continuación narra el
portento de la instantánea curación.
La niña favorecida añade: Es verdad que nací
ciega de ambos ojos, y que fui llevada por Francisco Calderón al convento de
San Francisco, donde estaba el cuerpo del S. de Dios, Fr. Pedro de Bardeci, y
que pasando solamente tres veces la mano del S. de Dios sobre mis ojos,
instantáneamente comencé a ver, conservando la vista hasta el día de hoy, 1738.
Sumarios, edic. chilena, N° 17, párrafos 45,
56 y 55.
El singular favor narrado atrae grandemente a
todos los lectores de la Vida admirable del S. de Dios.
Hacia 1738 el Padre Fr. Buenaventura Alvarez
de Toledo, Dominico, tuvo una grave enfermedad, subiendo muy alta la fiebre;
según la costumbre de la época el doctor ordenó una rápida sangría, a lo cual
se oponían los que cuidaban de su salud, por temer que se complicase más la
enfermedad, debido a que padecía otra enfermedad grave; en ese apurado lance se
encomendó al S. de Dios, Fr. Pedro de Bardeci, rogándole que por la mucha
devoción que tuvo en vida a María Santísima le consiguiera la salud sin tener
que recurrir a la urgente sangría; pronto notó la mejoría y comenzó a bajar la
fiebre; al volver el doctor a examinar el pulso lo encontró mejor al enfermo;
descubriéndole éste cómo se había encomendado al S. de Dios. Fr. Pedro de
Bardeci, el doctor le añadió que puesto que con sólo el remedio de la
intercesión del S. de Dios había mejorado que no tomase remedio alguno, sino
que siguiera con ese remedio espiritual; el doctor, que era D. Juan Daniel
Darrigrande, dijo que había sido un milagro.
Sumarios, edic. chilena Nº 18, párrafo 21.
Estos datos hemos hallado sobre el doctor D.
Juan Daniel Darrigrande: Fué bautizado en Pasajes, Guipuzcoa: se casó en 1725
con María del Carmen Mendivel. En 1729 y desde siete años antes, ejercía como
médico y cirujano del Hospital de San Juan de Dios, de Santiago de Chile. Poco
más tarde se trasladó a La Serena, donde se radicó definitivamente, Juan
Ignacio Darrigrande, natural de la ciudad de Santiago, residente en estos
valles (Sotaqui), tiempo de cinco años, hijo legítimo de Juan Daniel y de María
del Carmen Marín, viuda de Juan Abat, natural de Samo Bajo. En el oratorio de
Monterrey (Montepatria) el 3 de febrero de 1820, José Antonio Darrigrande,
natural de esta Doctrina (Sotaqui), hijo legítimo de Ignacio Darriqrande… con
María del Rosario Christi, natural de esta Doctrina, hija legitima del
(Sargento Mayor) Manuel Christi...
Rdo. D. Bartolomé Darrigrande. Cura propio de
la villa de Curicó, interino de esta (Doctrina de Sotaquí) desde el 4 de julio
de 1810.
Datos tomados de Linajes Vasco y Montañeses en
Chile por P. J. Fernández Pradel.- Santiago, 1930, 1ª Parte.
Biblioteca de Historia de la Medicina en
Chile, por Enrique Laval M. Tomo I. Historia del Hospital, San Juan de Dios, de
Santiago.- Santiago, 1949.- Archivo Parroquial de Sotaquí. Libro III y VIII, de
Matrimonios. Libro III de Bautismos. Libro IV de Entierros.
Jugaba la niña María Teresa Rubio Fontecilla,
siendo de edad de tres años, con un parienta suyo de seis años junto a la
puerta de casa, cuando repentinamente se cerró la puerta y agarró entre sus
hojas dos deditos de la niña María Teresa, de uno de los dedos le arrancó toda
la carne, desde la primera coyuntura, quedando limpio el hueso y del otro la
mitad de la yema con toda la uña; la madre, doña Teresa Fontecilla, en su dolor
hizo una primera cura, sin que cesasen los lamentos de su hijita. Entre los
gritos de la niña y los gemidos de la madre entra en casa D. Fernando Rubio, su
esposo que residía entonces en Chillán. Sorprendido de la escena que veían sus
ojos interrogó a su mujer qué había sucedido y la afligida doña Teresa mostró a
su marido la carne y la uña que habían quedado pegadas en la puerta de la
calle; no pudo llegar más oportunamente el remedio a casa de doña Teresa, pues
su esposo traía consigo un sobrecito lleno de tierra del sepulcro del S. de
Dios, Fr. Pedro de Bardeci, dicha tierra la había conseguido aquel mismo día
por haberse levantado las losas del sepulcro para colocar sobre él una pobre
tullida, la cual quedó sana, según le dijo su marido. Con harta fé y devoción colgó
al cuello un poco de aquella tierra y María Teresa cesó en sus llantos al
instante. La niñita siguió llevando su brazo en cabestrillo y recubierta la
mano, pero a los quince días estando comiendo se le soltó el cabestrillo y la
venda que envolvía su mano, apareciendo sus dos dedos totalmente sanos y con
sus uñas, sólo que la obtenida en la curación prodigiosa no le creció en quince
años. María Teresa entró monja capuchina, llamándose María Ventura.
Sumario, edición chilena, Nº 19, párrafo 8.
El Ilustre Marqués de la Pica, D. Antonio de
Andia, Irarrázaval dice: Recuerdo que teniendo este declarante a su primer
hijo, muchos años enfermo de repetirle cada mes la “esquiIencia" y
cerrazón de fauces con gran peligro de su vida fui a la iglesia de San Francisco,
donde se halla el sepulcro del Siervo de Dios y mandé, decir una misa
encomendándoselo al Siervo de Dios, y puesto en su sepulcro le pasé de su
tierra por la garganta, y desde entonces que ha muchos años que se halla libre
de la repetición continua de dicha enfermedad, y aunque le ha cometido dos o
tres veces ha sido levemente, sin la violencia con que le daba que lo ponía en
gran peligro.
Nos ahorra el Padre Freites, seguir narrando
portentosas curaciones obtenidas con la tierra del sepulcro del S. de Dios, Fr.
Pedro de Bardeci, tomamos sus palabras de los Procesos: Sería hacer un Proceso
interminable el contar todos los casos de prodigios que cada día se
experimentan, y que se hacen por la tierra del sepulcro del dicho S. de Dios,
resultando esta tierra un remedio para todas las enfermedades de cualquier
clase que sean, y esto ocurre no solamente en esta ciudad y en este Reino de
Chile, pero aún en todo el Perú, donde ha llegado la fama de la virtud del S.
de Dios, rogando de todas partes con grandes instancias que se le entregue
tierra del sepulcro. Estando encargado de recoger las limosnas que se ofrecen
por favores recibidos del S. de Dios, casi todos los días recibo peticiones de
la prodigiosa tierra y limosnas que en gratitud le dedican los curados de sus
enfermedades.
Sumario, edición chilena Nº 19, párrafo 6.
Terminemos con un caso moderno ocurrido en
Santiago el año 1931. Conseguimos la narración de manos de la misma madre
afortunada, que nos escribió con fecha 28 de noviembre de 1949. Omitimos el
nombrarla a ella, no así a la bendecida por el S. de Dios, Fr. Pedro de
Bardeci.
Más o menos el año 30 volvimos de Buenos Aires
(era esposa de un diplomático sudamericano) y Mirella, una de mis hijas, de
cuatro años de edad, tuvo un ataque de parálisis infantil; como es natural se
llamó a varios médicos, que declararon franca parálisis de ambas piernas y del
brazo izquierdo, diagnóstico paralizada.
Como es natural, de inmediato me dirigí a la
Santísima Virgen y a una cantidad de santos y reliquias, y novenas, y claro
entre los muchos también me trajeron tierra de donde está enterrado Fray Pedro
Bardeci, y mucho se lo pedí por la mejoría de la niña; ofrecí que la primera
vez que la chica saliera sería a San Francisco, y a pesar que apenas podía caminar,
cumplí con la ofrecida y fui a San Francisco el día que se celebraba misa, en
el altar mayor, especial para pedir la canonización del santo.
La niña pudo caminar perfectamente y hasta
ahora nada se nota de que haya sufrido de parálisis. Su mejoría fué un milagro,
pues de esa enfermedad nadie queda bien y ella es perfectamente normal.
Es verdad que la apurada madre llamó en su
socorro a toda la Corte celestial, pero no es al azar el llevarle la tierra del
sepulcro y llegar a San Francisco el 12 de septiembre, día en que se celebró
dicha misa pro canonización del V. Fr. Pedro de Bardeci.
RESUMEN CRONOLÓGICO DE LA VIDA DEL V. FR.
PEDRO DE BARDECI Y DE SU CAUSA DE CANONIZACIÓN SEGÚN LA VIDA CRÍTICA COMPUESTA,
POR EL AUTOR DE ESTA NOVENA.
1639— El 8 de mayo Orduña hace su Voto de
tener por Patrona a Nstra, Sra. de Orduña, La Antigua.
1641— El viernes 5 de abril, probablemente,
nace el niño Pedro de Bardeci, de Aguinaco, de Aguinaco, de Izarra de Vidaurre,
de padres orduñeses.
1641— El sábado 6 de abril, es bautizado el
niño Pedro en la Erbilita, de San Clemente de Erbileta, cerca de Lendoño
(Orduña), siendo sus abuelos, padrinos del bautismo.
1644— Probablemente es confirmado el 3 de
noviembre por el Ilmo. D. Juan Pinero Osorio.
1651— Probablemente este año hace su primera
comunión en el santuario de la Patrona de la ciudad.
1660— Fecha probable de su despedida de Orduña
para embarcarse, ruta a Nueva España, en compañía de dos hermanos mayores,
llamados Francisco y José.
1661— Llega en los primeros meses de este año
al puerto de Veracruz, Méjico.
1661— Se establece en la capital de Nueva
España, primero como almacenista de trigo y luego como estanquero.
Indudablemente que visitó muchas veces el santuario de Nra. Sra. de Guadalupe.
1666— Tal vez fué este año cuando prefirió
perder su cargo y sus honorarios antes que mentir, bajando en un puerto del
Perú.
1666— Es probable que este año hicieron los
dos hermanos de Pedro de Bardeci su primer viaje marítimo a Chile.
1667— Este año ciertamente vinieron los
capitanes Francisco y José de Bardeci al puerto de Valparaíso, como capitanes
del navío Nra. Sra. de la Encarnación. El orduñés, D. Juan de Urdanegui,
residente en Lima, era uno de los dos propietarios de dicho navío.
1668— Probablemente este año sube a la ciudad
de Potosí, Bolivia, el joven Pedro de Bardeci, para dedicarse a ensayista de
metales.
1668— El miércoles 23 de enero, contrae santo
matrimonio el capitán José de Bardeci con Lucía de Zavala y Amézquita, Hermana
del R.D. Ambrosio de Zavala, cura de la doctrina de Ñuñoa. Bendijo su unión en
la iglesia del Sagrario el Ilmo. Sr. Obispo de Santiago, Fr. Diego de Umanzoro,
ilustre guipuzcoano.
1668— Este año, probablemente, muere en
Santiago de Chile el capitán José de Bardeci. Su viuda, Lucía de Zavala y
Amézquita contrajo nuevas nupcias al 15 de agosto de 1673 con el madrileño,
hijo de guipuzcoano, Francisco de Avaria. De estos consortes descienden el
fundador (entre otros) de Melipilla. Francisco de Avaria y el héroe de la
caballería chilena, el coronel D. José Antonio, Santiago Bueras y Avaria,
muerto en Maipú el 5 de abril de 1818.
1670— El jueves 23 de octubre, muere en Orduña
el Licenciado D. Francisco de Bardeci y de Izarra, padre de nuestro Venerable
Recoleto.
1672— Por enero contrae matrimonio en el
Sagrario de Santiago el capitán Francisco de Bardeci con doña Barnabela de
Ermua, hermana del párroco del Sagrario, Rdo. D. Juan de Ermua: prima hermana
del famoso Licenciado D. Juan de la Cerda Contreras.
1674— Por noviembre consigue, por remate, una
gran propiedad en lo que presto se llamará pago de S. Isidro, el capitán
Francisco de Bardeci. Vive dicho capitán al pie del cerro Santa Lucía, esquina
de la futura calle Carmen.
1674— Este año le habla sensiblemente una
imagen de la Sma. Virgen a Pedro de Bardeci y le ordena partir a Santiago de
Chile y vestir allí el hábito de los Descalzos de Nra. Sra. de la Cabeza.
1675— Por mayo, lo más tarde, llega a
Concepción, Chile, y se dirige a Santiago para cumplir la voluntad divina.
1675— En el templo de San Francisco de la
Cañada, actual Alameda, oran los capitanes Bardeci sobre la tumba de su hermano
José, que descansa en una capilla de dicho templo.
1675— El jueves 29 de agosto, renuncia sus
legítimas paterna y materna a favor de su hermano el capitán Francisco.
1675— Hacia fines de agosto al pasar frente al
Cristo de la capilla Salguero, propiedad del Licenciado D. Juan de la Cerda, se
extasía y queda suspenso en el aire.
1675— El domingo 8 de septiembre, recibe el
capitán Pedro de Bardeci el hábito franciscano en la santa Recolección, situada
en la Chimba de Santiago. Es digno de recordarse que al hacer su confesión
general, a pesar de sus múltiples oficios y viajes había conservado su
inocencia bautismal.
1676— En la ciudad de Orduña, el 11 de mayo de
este año se funda la popular Esc. de Cristo, que continúa pujante en nuestros
días, uno de los fundadores es el hermano mayor de nuestro Venerable.
1676— El martes 8 de septiembre, profesa en la
Recolección, entre repetidos temblores provocados por el demonio en sólo el
convento de la Chimba, el virtuoso orduñés Fr. Pedro de la Natividad.
1680— El capitán Francisco de Bardeci, que
siempre residía en Santiago, es elegido Síndico del Convento Grande de la
Cañada, hoy San Francisco; desempeñó el cargo hasta 1689, inclusive.
1681— El capitán Francisco de Bardeci en enero
de este año dona su morada y una chacra próxima para fundar el primer
Monasterio del Carmen Descalzo en Chile. Siendo el Patrono de la primera
iglesia del Carmen en Chile.
1682— El capitán Francisco de Bardeci escribe
el 30 de abril una carta a S. Majestad D. Carlos II, pidiéndole la fundación
del primer Monasterio Descalzo en Chile.
1682— El Cabildo de Santiago resolvió
prolongar el acueducto del arrabal a la plaza Mayor y decidió en unión del
síndico de San Francisco, el capitán Bardeci, y del Monasterio del Carmen
Descalzo, pagar por terceras partes la obra, que estuvo a cargo del capitán
Francisco de Bardeci.
1683— El jueves 29 de julio, murió la madre
del S. de Dios, doña Casilda de Aguinaco y de Vidaurre.
1686— El capitán Francisco de Bardeci levanta
en su propio terreno la tercera parroquia de Santiago de Chile, San Isidro, y
dona la venerada imagen del Patrono.
1687— El sábado 12 de abril, ante el escribano
Marcos de Morales y los testigos D. Alonso Romero y D. Juan de la Cerda y Ermua
(sobrino del capitán Bardeci), toma posesión de la administración de los bienes
dedicados a la fundación del primer Monasterio del Carmen Descalzo D. Francisco
de Bardeci.
1687— El capitán Bardeci entrega 300 para pagar
el viaje de las tres monjas Carmelitas, que habían de venir a la fundación de
Santiago.
1690— El viernes 6 de enero, se funda el
primer Monasterio de Carmelitas Descalzas en Chile. En este asunto de la
fundación tuvo que dar su aprobación, indudablemente, Fr. Pedro de Bardeci, así
lo reconoce el actual Rmo. P. General de los Padres Carmelitas Descalzos.
1690— Por este año, más o menos, tuvo Fr.
Pedro de Bardeci una admirable bilocación, asistiendo a un pariente suyo en
Orduña. Este suceso se realizó en los solares del Monasterio del Carmen, donde
una tabla indicaba el lugar exacto. Dicho primer Mandatario con su iglesia
fueron derribados hace pocos años, sin que nadie haya puesto una lápida para
recordar a los chilenos donde tuvo su primer alcázar la Reina de Chile, cuyo
escapulario llevaban, ya entonces, los soldados del frente de batalla.
1692— Probablemente este año ocurrió la muerte
de doña Bernabela de Ermua mujer del capitán Francisco de Bardeci, fué
enterrada en la iglesia del Monasterio del Carmen.
1694— Notificó este año el feliz arribo al
Callao del capitán Juan Diez Gutiérrez, Esposo de doña Catalina de Arteaga,
ambos consortes eras muy amigos del cuestor de la Recolección. Los
descendientes llevan, actualmente, el apellido Arteaga y con honra.
1695— Por octubre de este año logra de la Gran
Reina una instantánea curación del Canónigo Rdo. D. Juan de Ermua, que pocos
días antes había vendido, siendo testigo del acto el Venerable Bardeci, la gran
estancia de la Ligua, que pasó a manos de su primo el Licenciado D. Juan de la
Cerda, Contreras.
1696— El Canónigo Rdo. Juan de Ermua se agrava
repentinamente el 18 de marzo y muere el 10 de abril, al cumplirse el plazo
anunciado por el V. Fr. Pedro de Bardeci. Antes de morir profesó en la Orden
Franciscana este benemérito párroco del Sagrario de Santiago y Maestra Escuela
del Cabildo Catedral.
1696— El 21 de junio, jueves, en casa del
navarro Inza, profetiza que su hijo Juan Manuel, recién nacido, será religioso
y sacerdote. Fué Recoleto Franciscano y se llamó Fr. Francisco de Inza.
1696— Por este año, más o menos, sucedió que
caminando con el capitán Juan Diez Gutiérrez, ya citado, se escapó de la plaza
Mayor un toro (había tres corridas al año, entonces) el Venerable desechando la
defensa que le proponía el capitán, hizo arrodillarse ante su brazo extendido
al bravo toro, que besó su manga.
1696— A fines de diciembre el Gobernador de
Chile, D. Tomás Marín de Poveda, le pide al humilde Fr. Pedro de Bardeci que
acepte el honroso cargo de ser padrino de su primera hija, nieta del General
orduñés Urdanegui; el observante Recoleto no acepta el ofrecimiento por cumplir
su Regla Recoleta. Nunca usaba de dispensas Fr. Pedro, como lo prometió al
hacer su profesión. La niña fué bautizada en el Sagrario el uno de enero de
1697. Llegó a ser Marquesa de Cañada Hermosa en Chile.
1698— Por este año, más o menos, convirtió a
un reo impenitente, que iba a ser ajusticiado, a quien no habían podido
convertir los más afamados sacerdotes de la ciudad, llamados para asistirle.
Fué un hecho realizado públicamente.
1699— Por marzo llega a Santiago el Ilmo. Sr.
D. Francisco González de la Puebla, que será gran admirador del Recoleto Fr.
Pedro de Bardeci.
1699— EI jueves, 5 de noviembre, murió en
Orduña D. Juan de Bardeci, hermano mayor del S. de Dios, había sido alcalde y
procurador de la ciudad de Orduña. Sus hijos heredaron el mayorazgo de los
Bardeci en Délica.
1700— Por febrero profetiza quien será el
Prelado en quien se acabarán las discordias, entonces reinantes.
1700— En la segunda semana de febrero se
traslada el V. Fr. Pedro de Bardeci al Conv-znto Grande, hoy San Francisco, por
obedecer al legítimo Prelado. Los Recoletos siguieron al virtuoso Fr. Pedro de
Bardeci.
1700— Por julio se somete al intruso, M R. P.
Fr. Pedro Guerrero, impuesto, a la fuerza, por la Real Audiencia de Chile. Fr.
Pedro Guerrera vino a ser un testigo más de la santidad del observante Recoleto
Franciscano.
1700— Por agosto anuncia a su confesor Fr.
Juan de Toro y a varios bienhechoras su próxima muerte.
1700— El domingo, 12 de septiembre, fiesta del
Dulce Nombre de María, a las cuatro de la mañana, muere en la paz de los justos
en la enfermería de San Francisco. El mismo día por la mañana fué visto por
donado muy sencillo subir al cielo y le anuncia su muerte para el año siguiente,
y así sucedió.
1700— El miércoles, 15 de septiembre, se hace
el solemne funeral y entierro de Fr. Pedro de la Natividad. Sus paisanos, los
Vizcaínos, le regalaron una caja en que fué depositado con dispensa rogada por
las señores Oidores y el señor Obispo, y concedida por el M. R, P. Fr. Pedro
Guerrero. Durante los tres días que estuvo expuesto su cadáver la multitud le
recortó tres hábitos, pues todos le tenían por santo y le llamaban el Padre de
los pobres. Asistieron al funeral todas las autoridades de Santiago desde el
Sr. Gobernador y la Real Audiencia en pleno, y el Sr. Obispo con todo su
Cabildo, así como el Sr. Alcalde con el suyo. Entre la nobleza asistieron el
primero y segundo Marqués de la Pica, entre la gente de letras el Licenciado D.
Juan de la Cerda con sus hijos, y entre los parientes, además del capitán
Francisco de Bardeci sobrina doña Mónica de la Cerda Ermua y su esposo el
capitán D. Santiago de Larraín y docenas de capitanes y Maestres de Campo,
vecinos de Santiago y amigos del comerciante y capitán Francisco de Bardeci.
Ese día de los indios, morenos, mestizos y blancos se rozaron ante el virtuoso
Recoleto.
1701— A fines de este año, probablemente muere
el capitán Francisco de Bardeci, Patrono del Monasterio del Carmen de San José
y de la parroquia de San Isidro. Tan benemérito ciudadano, verdadero fundador
del barrio San Isidro, no ha merecido el menor recuerdo hasta ahora en las
calles de Santiago. La calle que figura con su nombre es en realidad del V. Fr.
Pedro de Bardeci, debiendo decir las placas: Franciscano Bardeci, en vez de
Francisco Bardeci. Por ley de 28 de febrero de 1944 se llama calle Franciscano
Bardeci, desde Avenida Brasil Nº 1202 a Avenida Cumming Nº 1201.
1710— Hacia septiembre de este año se abre el
sepulcro del V. Fr. Pedro de Bardeci para enterrar cerca de su caja a su primer
confesor en la Recolección, Fr. Tomás Moreno. Consta que se enterraron otros
dos religiosos más sobre su caja antes de 1714.
1714— Se abre, privadamente, el sepulcro del
V. Fr. Pedro de Bardeci para trasladar su cuerpo a la santa Recolección de la
Chimba. Antes de morir el S. de Dios había profetizado al P. Flores, su último
confesor, que llegaría a ser Provincial y le rogó que entonces trasladara su
cuerpo a la iglesia de la Recolección. Al cumplir el M. R. P. Flores el encargo
se aturdió por el prodigioso líquido que llenaba la caja del S. de Dios. Ordenó
que se metieran en la caja huesos de otros cuerpos allí sepultados. No se
atrevió a realizar el traslado.
1724— El compañero del V. Fr. Pedro de Bardeci
en la santa Recolección, Fr. Francisco de Arteaga, Provincial de Chile, pide al
Sr. Obispo de Santiago que se introduzca la Causa de Canonización del S. de
Dios, Fr. Pedro de la Natividad. El 14 de febrero se ordena la iniciación oficial
del Proceso. Ya antes de ser enterrado había comenzado una información, motu
propio, del Sr. Obispo de Santiago.
1726— La Real Audiencia de Chile el uno de
abril de este año da cuenta a S. R. D. Felipe V de las grandes virtudes y
portentos del V. Fr. Pedro de Bardeci y le ruega que interponga su gran
influencia ante Su Santidad. La Real Audiencia directamente había suplicado al
Papa la pronta beatificación del dicho S. de Dios.
1727— El 28 de noviembre el Consejo de Indias
entrega al Rey el ruego de la Real Audiencia de Chile, apoyando tan honrosa y
justa petición.
1728— El 22 de enero S. M. D. Felipe V pide,
oficialmente, la pronta canonización del S. de Dios desde su residencia de El
Pardo.
1730— Se lleva a Roma el Proceso comenzado el
año 1724, era el primer Proceso de Non Cultu.
1732— Ordenan de Roma comenzar de nuevo dicho
Proceso, por tener faltas en las formalidades.
1733— El 23 de diciembre se reconoce,
oficialmente, el sepulcro del V. Fr. Pedro de Bardeci y se comprueba la
imprudencia del P. Flores.
1734— El 16 de septiembre se da por terminado
el Proceso de Non Cultu. Actuaron de Jueces los Doctores Rdo, D. Francisco
Martínez de Aldunate, Magistral y Rdo. D. Pedro I, de Urzúa, abogado de la Real
Audiencia y el Licenciado Rdo. D. Pedro de Azúa, Maestre-Escuela, Provisor y
Vicario General del Obispado.
1735— Este año comienza el Proceso sobre la
fama de santidad, virtudes, dones sobrenaturales y milagros del S. de Dios Fr.
Pedro de Bardeci.
1736— Por mayo comienza el examen de los
testigos del Proceso Ordinario; declararon varios Provinciales de distintas
Ordenes, varios capitanes y merece especial mención el Segundo Marqués de la
Pica, D. Antonio de Andía Irarrázaval Bravo de Saravia.
1746— La Real Audiencia de Chile el 10 de
octubre de este año pide a Su Santidad que eleve pronto a los altares al S. de
Dios, Fr. Pedro de Bardeci. Firmaban la petición Domingo de Rojas, Martin de
Recabarren, Juan de Balmaceda (así han escrito siempre en Chile), José de
Traslaviña, Gregorio Blanco, Martín Gregorio de Jauregui.
1751— Este año se terminó el Proceso
Ordinario, que en lo principal ya estaba antes de 1740, las vacantes, repetidas
en el tribunal retrasaron la terminación. Al terminar eran Jueces: los Doctores
Rdo. D. Estanislao de Andia, Irarrázaval, Maestre-Escuela y Rdo. D. Pedro de
Tula Bazán. Provisor y Vicario General del Obispado y D. Santiago Tordesillas,
abogado de la Real Audiencia. Promotor Fiscal D. Juan Javier de Larrañeta;
Procurador de la Causa el P. Fr. Pedro Lamberto.
Cartas petitorias durante estos años:
El Sr. Obispo de Santiago pidió la
canonización del S. de Dios Fr. Pedro de Bardeci, el 7 de septiembre de 1745 y
el 20 de enero de 1751. La Real Audiencia de Chile además de la dirigida en
1746 envió letra petición el 28 de noviembre de 1749. El P. Provincial de los
Franciscanos de Chile el 15 de enero de 1750 y el 20 de enero de 1751, es dato
curioso de esta petición encontrar la firma de la P. Fr. Francisco de Arteaga,
que figura, como Padre más antiguo, y fué compañero del S. de Dios en la
Recolección y el introductor de su Causa de Canonización. El P. Provincial de
la Compañía de Jesús en Chile el 10 de diciem¬bre de ,1750 y el 11 de enero de
1751. El P. Provincial de los Dominicos en Chile el 16 de enero de 1751. El P.
Provincial de los Mercedarios en Chile el 29 de enero de 1751.
El año 1752 se llevan a Roma los Procesos del
S. de Dios, Fr. Pedro de Bardeci y le acompañan nuevas y más elevadas súplicas:
S. M. D. Fernando VI pidió la canonización del S. de Dios el 29 de enero de
1753. El Cardenal Portocarrero dirige a Su Santidad una humilde petición. El
Rmo. P. General de los Franciscanos eleva su petición el 1 de noviembre de 1752
y el 29 de abril de 1753. El Rmo. P. General de los Mercedarios el 30 de abril
de 1753 y el 7 de mayo del mismo año. El Rmo. P. General de los Agustinos
(Ermitaños) el 9 de noviembre de 1752 y el 16 de agosto de 1753.
1753— El famoso Pontífice Benedicto XIV, en
virtud del Breve concedido el 19 de septiembre dispensó los diez años de espera
desde la recepción de los Procesos del S. de Dios.
1754— El Postulador de la Causa rogó a Su
Santidad, Benedicto IV que pudiese nombrarse la Comisión para proceder al
Proceso Apostólico, antes del examen de los posibles escritos que se hallasen
del S. de Dios. Nuevamente el famoso Pontífice otorga nueva dispensa, dado que
si existían tales escritos nada relacionado con el Dogma, ni la Moral, se
contendría en los mismos, según se aducía por el Postulador. Dicha gracia se
concedió el 18 de abril. Era frecuente tal concesión en aquellos tiempos.
1754— El Postulador obtiene la dispensa
necesaria para que se trata de señalar la Comisión sin la presencia de los
Consultores. El Emmo. Cardenal Tamburini, Prefecto de la Sda. Congregación de
Ritos propone el nombramiento de dicha Comisión; oído el Promotor de la Fé, se
resuelve afirmativamente el 11 de mayo.
1754— Su Santidad por su propia mano señala
tal Comisión el 22 de mayo. Benedicto XIV actuó co¬mo se nota, muy a favor del
V. Fr. Pedro de Bardeci.
1756— El Pontífice Benedicto XIV aprueba el
Proceso de Non Cultu, pero a la vez la Sda. Congregación ordenaba hacer otro
tercer Proceso de Non Cultu para saber sí en los veinte años transcurridos se
había innovado algo.
1757— Comienza en Santiago de Chile el llamado
Proceso Apostólico sobre las Virtudes y Milagros, in specie, el 25 de febrero.
1775— Se terminó el Proceso anterior y se
archivó para enviarlo juntamente con el siguiente.
1776— Comienza el Proceso de la Fama de
santidad y Virtudes, en general.
1793— Por causas externas se suspendieron las
diligencias por muchos años (guerra de la independencia, etc.): se reanudó en
1820 y en 1846.
1805— Recibe el P. Guardián de la Recoleta
Franciscana, Fr. Manuel López, un hermoso cuadro que representa al portero de
la Recoleta, Fr. Pedro de Bardeci dando limosna a los pobres. Uno de los
donantes es D. Francisco Javier de Zuazagoitía, casado con doña Margarita de
Astaburuaga y Pizarro. El famoso patriota D. Mariano de Egaña estaba casado con
Rosario de Zuazagoitía, hija de dichos consortes. Tal vez sea el cuadro más antiguo
sobre el Venerable Bardeci y uno de los mejores de las pinturas coloniales.
1847— El 22 de noviembre el Sr. Arzobispo de
Santiago Sr. Valdivieso (arzobispo electo), da licencia para publicar la
primera Vida del V. Fr. Pedro de Bardeci por Gandarillas.
1848— Se publica la primera Vida del V. Fr.
Pedro de Bardeci por D. José Gandarillas, uno de los grandes propagandistas en
Chile de la buena prensa. Se reeditó en 1889 y en 1900.
1848— De nuevo se prosiguió el Proceso
tomándose algunas declaraciones.
1853— El Rmo. Sr. Arzobispo de Santiago, Sr.
D. Rafael Valdivieso, escribe una carta entusiasta al Postulador General
Franciscano en favor de la Causa del V. Fr. Pedro de Bardeci.
1853— Se termina el Proceso llamado, en
general.
1853— Pide a Su Santidad la pronta
canonización del V. Fr. Pedro de Bardeci el P. Provincial de los Agustinos
(Ermitaños) en Chile, el 28 de abril.
1854— Suplica al S. Pontífice la pronta
canonización del dicho Venerable Recoleto el Vicario General en Chile de los
Padres Dominicos, el 22 de abril.
1854— El P. Provincial de los Padres
Mercedarios en Chile hace igual súplica al Papa el 4 de julio.
1856— Su Santidad, Pío IX, aprueba el 29 de
mayo el Proceso de Non Cultu y el Proceso en general.
1860— El 26 de mayo se prosigue el Proceso
terminada en 1775.
1862— El 21 de noviembre se reconoce, por
segunda vez, el sepulcro del V, Ft. Pedro de Bardeci por mandato de la Sda.
Congregación de Ritos.
1865— Se termina esta segunda etapa del
Proceso de las Virtudes, in specie.
1876— El 22 de enero se celebra la sesión para
tratar sobre la validez de los Procesos, por diversas dificultades se dilató su
aprobación.
1892— El Sr. Arzobispo de Santiago, Ilmo. Sr.
D. Mariano Casanova pide el 7 de julio a Su Santidad la pronta canonización del
V. Fr. Pedro de Bardeci.
1897— El 12 de junio comienza el nuevo Procesa
continuativo, tercera etapa, por deficiencias en el anterior de 1860.
1898— El 6 de julio se termina este Proceso,
gracias al interés mostrado en acabar felizmente.
1899— El 28 de enero se entregaba en Roma
dicho Proceso. Este Proceso bisacular fué el único que se agitó en Chile desde
1724. Todas las autoridades mostraron sumo interés por tan noble Causa.
1912— El 3 de marzo es nombrado Ponente de la
Causa el célebre Emmo. Cardenal, Fr. José de C. Vives y T. Capuchino, que llevó
al triunfo el Proceso del V. Fr. Pedro de Bardeci.
1912— El Promotor de la Fé juzgó que se debía
responder afirmativamente sobre la validez de los Procesos, tanto Ordinarios,
como Apostólicos. Esto se afirmó el 26 de marzo de este año.
1912— Su Santidad, Beato Pio X, fué quien dió
su aprobación a los seculares Procesos del V. Fr. Pedro de Bardeci. El 27 de
marzo daba su aprobación y subsanaba algunos defectos, puramente jurídicos,
cometidos en el curso de los varios Procesos.
1913— El 12 de julio se logra la última
palabra sobre el asunto y añade el documento: Se milagros para que la Causa
vaya más aprisa. Después se ha trabajado en preparar el Proceso de las
Virtudes, en grado heroico, por nada oficial se ha realizado; éste es el punto donde
actualmente está una Causa tan deseada y añorada. El Postulador de la Orden ha
pedido una Vida Crítica antes de proseguir los Proceso, se ha trabajado por
complacerle. Lo importante es que los devotos de tan gran taumaturgo de tiempos
pasados logren del cielo algún nuevo milagro.
En tan largo Proceso de Canonización los
Vizcaínos nada habían hecho, por lo que ahora son ellos los más interesados en
honrar a su ilustre paisano.
MOVIMIENTO VIZCAINO PRO CANONIZACION DEL V.
FR. PEDRO DE BARDECI.
1945— Es coronada por el Delegado del Papa.
Pio XII, la gran Patrona de Orduña, ante la cual oró el V. Fr. Pedro de
Bardeci. El acto se celebra el domingo, 2 de septiembre.
1947— Así como a los dos años del Voto de
Orduña, declarando a la Sma. Virgen su Patrona nació el niño Pedro de Bardeci,
a los dos años de la solemne Coronación, sin ningún convenio, se comenzó a
mover la Causa de Canonización del V. Fr. Pedro de Bardeci en Vizcaya y en
Chile por dos orduñeses. Por mayo se interesó, por vez primera, el Ayuntamiento
de Orduña a favor de la Causa del V. Fr. Pedro de Bardeci.
Por octubre, nuevamente, interesó sobre el
asunto al Sr. Presidente de la Excma. Diputación de Vizcaya, que iba a Roma,
con motivo de tratar de ciertas Causas de Canonización. En Orduña y Vizcaya era
ignorada la Vida del Franciscano orduñés.
1948— En enero determina la Junta de Cultura
de Vizcaya dedicar un homenaje al V. Fr. Pedro de Bardeci en unión del
Ayuntamiento de la M. N. y M. L., ciudad de Orduña; ese homenaje se tuvo por
septiembre.
1948— Por junio regala el Emmo. Cardenal y
Arzobispo de Santiago, Dr. José M. Caro, un hermoso libro ilustrado sobre la
ciudad de Santiago de Chile al Excmo. Sr. D. Javier de Ibarra, como principal
entusiasta de este moderno movimiento en pro de la Causa del V. Fr. Pedro de
Bardeci.
1948— El 12 de septiembre se coloca una lápida
de mármol en la ermita antigua de. San Clemente de Erbileta, donde fué
bautizado el V. Fr. Pedro de Bardeci; es el primer homenaje de Vizcaya. En la
ciudad de Orduña se le dedica una Calle al ilustre hijo de la ciudad de
Vizcaya. El pueblo escucha atento en la plaza la narración, por vez primera, de
la prodigiosa Vida del V. Fr. Pedro de Bardeci.
1948— Por junio aprobó la Junta de Templos de
Bilbao dedicarle una vidriera o cuadro en el templo Votivo del Corpus Christi
de la capital de Vizcaya.
1948— Con aprobación del Excmo. Sr. Obispo de
Vitoria comienza en septiembre una suscripción popular, encabezada por la
Excma. Diputación de Vizcaya para la reconstrucción de la arruinada ermita de
San Clemente de Erbileta.
1948— Este año se edita por la Excma.
Diputación de Vizcaya la primera Novena al V. Fr. Pedro de Bardeci, compuesta
por el orduñés D. Arsenio de Izaga.
1949— Los Terciarios Franciscanos de Vizcaya
organizan, a fines de mayo, su primera peregrinación al santuario de Orduña
para pedir a Nra. Sra. de La Antigua la pronta beatificación del V. Fr. Pedro
de Bardeci, y organizar la propaganda.
1949— El 13 de noviembre se inaugura la
reconstruída ermita vieja de San Clemente de Erbileta. Asiste al acto el Excmo.
Sr. Presidente de la Diputación, y un ilustre Padre Franciscano tiene el honor
de ser el primero en dirigir su palabra en el recinto sagrado.
1950— El Ayuntamiento de Orduña costea la
primera Vida del V. Fr. Pedro de Bardeci que se editaba en España; dicha Vida
ilustrada está escrita por D. Arsenio de Izaga. Una tercera parte de la edición
anda ya en manos de los lectores chilenos.
1950— El Ayuntamiento de la ciudad de Orduña
en unión del Excmo. Sr. Presidente de la Diputación dirigen una petición al
Rmo. P. General de los Padres Franciscanos pidiéndole que la Orden ponga
nuevamente en curso la Causa del V. Fr. Pedro de Bardeci.
1950— La Excma. Diputación de Vizcaya aprueba
en febrero el envío de una placa artística, como homenaje de Vizcaya a su
preclaro hijo, el V. Fr. Pedro de Bardeci, al cumplirse los 250 años de su
santa muerte. El Ayuntamiento de Orduña el 1.o de marzo hace suya la iniciativa
de la Excma. Diputación y pide participación en los gastos de la placa. La
Excma. Diputación el 27 de marzo acepta este legítimo deseo de los orduñeses.
Felizmente ha llegado la hora de cumplir tales votos.
1950— Orduña celebra el 6 de abril diversos
homenajes en honra de su preclaro hijo, en la fecha del bautismo histórico.
1950— A petición del Ayuntamiento de Orduña
regala el M. R. P. Provincial Franciscano. Fr. Damasceno Espinoza, parte de la
gran cruz que usaba el Venerable en el Convento Grande; dicha entrega se hizo
el domingo, 10 de septiembre, en el templo de S. Francisco.
1951— Por febrero muere en Madrid el
entusiasta orduñés D. Arsenio de Izaga, autor de la Vida del Recoleto,
Franciscano, V. Fr. Pedro de Bardeci.
1951— El 9 de mayo se recibe por el
Ayuntamiento de la ciudad de Orduña la reliquia de la cruz, que usaba el V. Fr.
Pedro de Bardeci, regalo que Orduña agradece de corazón. Ocupa un decente lugar
en el hospital de la ciudad, antiguo convento Franciscano.
1951— El 22 de julio la V. O. T. de Vizcaya
realiza la segunda peregrinación al santuario de Orduña para rogar a la Gran
Reina por la pronta beatificación de su gran Siervo, Fr. Pedro de Bardeci.
1951— El 19 de octubre el Excmo. Sr. Obispo de
Bilbao visita al sepulcro del Venerable Fr. Pedro de Bardeci.
1952— Con ocasión del Congreso Eucarístico
internacional de Barcelona la revista bilbaína Guía Cordimariana en su N° 44,
publica un artículo: El Venerable Fr. Pedro de Bardeci, ejemplar eucarístico.
1953— Vizcaya y su muy noble ciudad, Orduña,
rinden su primer homenaje al V. Fr. Pedro de Bardeci, colocando una placa de
bronce junto a su sepulcro, correspondiendo al gesto de los Padres Franciscanos
Chilenos que en noviembre de 1952 colocaron una linda placa junto al lugar del
bautismo del V. Fr. Pedro de Bardeci.
1953— Con donativos de Orduña y de Chile, en
especial de la Orden Franciscana, se edita esta Primera Novena-Vida, en Chile,
al V. Fr. Pedro de Bardeci. Al recibir este regalo, recuerdo del cuarto
centenario de la venida de los Padres Franciscanos a Chile y del homenaje de
Vizcaya a su muy preclaro hijo, procura elevar al Señor tus ruegos por la
pronta beatificación del V. Fr. Pedro de Bardeci.
FIN